La deriva totalitaria de España

...presenta una enmienda a la ley de sedición, básicamente desapareciendo este delito y abriendo la puerta a otra sedición por parte de los partidos independentistas, viendo que ya no es delito levantarse contra el Estado...’.
Es preocupante la deriva totalitaria que está llevando a cabo del gobierno de Pedro Sánchez en España. El último episodio es un intento de poder nombrar a dedo los miembros del Tribunal Constitucional, un órgano judicial cuya única función es velar que las leyes que se legislen sean legales ante la Constitución. A Pedro Sánchez el Tribunal Constitucional nunca le ha gustado mucho, ya que muchas de sus leyes han sido vetadas por estos al ser inconstitucionales. En la última semana, Sánchez ha intentado contentar a sus socios dándoles en bandeja todas sus pretensiones para desmontar el Estado de derecho en España.
Pedro Sánchez (PSOE, centroizquierda) llegó al poder en España en 2018 mediante una moción de censura a Mariano Rajoy (PP, centroderecha), al salir una sentencia de abuso de poder por su parte (corrupción al aceptar mordidas para asignación de contratos públicos). Si bien Mariano Rajoy no estaba implicado en la sentencia, el partido en muchas partes de España sí. Sánchez se presenta a la moción diciendo que un partido corrupto no puede gobernar y que, si alguna vez su partido se viese envuelto en un caso similar, él renunciaría por decencia. Poco después llama a elecciones, que se repitieron, pero al final Sánchez pacta para poder llegar a ser presidente, con todos los grupos con los que dijo que jamás lo haría: independentistas catalanes, la extrema izquierda comunista de Podemos y los sucesores del grupo terrorista ETA; el denominado gobierno Frankenstein.
Sánchez rápidamente le cogió gusto al poder, y más que nada a controlarlo todo, gobernando por decreto, por ejemplo, pero sobre todo tomando posesión política (asignando a gente afín a dedo, en lugar de llevarlo a concurso público, como dicta la ley) de todos lo que podía: correos, RTVE, Centro nacional de inteligencia, Indra, subvenciones a medios de comunicación, etc. Por el camino, sus socios de gobierno han exigido su ‘lealtad’ mercenaria a cambio de todo tipo de concesiones en formas de leyes; y viendo que todas ellas han sido concedidas, llegamos a la situación de las últimas semanas: Sánchez presenta leyes para hacerse por el poder Judicial, pudiendo él escoger los jueces afines que quiere en el Constitucional y en el Supremo (en lugar de tener que pactarlo en mayoría legislativa). Presenta una enmienda a la ley de sedición, básicamente desapareciendo este delito y abriendo la puerta a otra sedición por parte de los partidos independentistas, viendo que ya no es delito levantarse contra el Estado, y por último legalizando la malversación a interpretación de los jueces, ¿Por qué esta última? Porque hace un año salió la sentencia del mayor escándalo de corrupción de la historia de Europa, donde el PSOE andaluz despilfarró en prostitutas, cocaína, mariscadas, compra de votos y robo común más de mil millones de euros; obviamente Sánchez no renuncia, prefiere cambiar la ley.
Leyes a la carta, jueces a la carta, poder a la carta, toda esta hambre de control la hemos visto antes en otros países: es la receta de Marx, Lenin, Mao, Hugo… ¿Hará algo la Unión Europea, o los conspiranoicos tienen razón de que la agenda 2030 va de esto?