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El futuro incierto del Reino Unido

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Salir de la UE y del mercado único golpeó fuerte al RU, aunque ha tenido “suerte” porque el partido conservador ha podido culpar de las pésimas consecuencias del brexit a la pandemia y a la inflación por la guerra de Ucrania’.

Un diario británico, viendo la deriva del gobierno de Liz Truss, decidió comprar una lechuga (con 10 días de vida aprox.) y la pusieron con una webcam en vivo 24/7 durante 10 días a ver qué se descomponía antes: el gobierno de Liz Truss o la lechuga. Ganó la lechuga. Esto puede ser solo un ejemplo del humor inglés, pero también es una alegoría de la descomposición de un país que durante siglos gobernó los mares y ahora se enfrenta a muchas incógnitas, además de una crisis acerca de la nueva posición del Reino Unido (RU) en el mundo. Todo empezó con el brexit.

En 2016 los británicos acudieron a las urnas a votar un referéndum sobre la permanencia en el mercado común de la Unión Europea (UE). En la mayoría de los casos, los británicos no estaban bien informados de las consecuencias. Para entender por qué tenemos que tomar como referencia el referéndum sobre la independencia de Escocia, llamado por el primer ministro conservador David Cameron, en 2014.

La campaña por seguir siendo RU se centró en lo fuerte que serían unidos; en cambio la de que Escocia sea independiente estaba centrada en la posible explotación del petróleo del norte del RU. Esa campaña centrada en la unificación ganó por los pelos el referéndum. Cameron se vio fuerte y ante la insistencia de grupos como UKIP o de su propio partido, convocó al referéndum de permanencia dentro de la UE, pensando que sería muy complicado perder. Así repitió la fórmula del sentir de la unidad, pero esta vez con menos intensidad confiando en que estaba ganada la elección.

Los defensores de la opción de salir de la UE hicieron una campaña también emocional, vendiendo a la UE como el yunque que hundía al RU y que por eso debían salir si querían volver a ser grandes, así como para poder tener mejor sanidad, etc.

Al final ganaron sin tener que jamás explicar cuáles podrían ser las consecuencias. Solo Cameron y algunos economistas alarmados ante las encuestas de los últimos días antes de las elecciones salieron a sonar las alarmas. Casi de inmediato hubo gente que se arrepintió de haber votado por la salida, pero ya era demasiado tarde. El RU ese día se disparó en el pie.

Salir de la UE y del mercado único golpeó fuerte al RU, aunque ha tenido “suerte” porque el partido conservador ha podido culpar de las pésimas consecuencias del brexit a la pandemia y a la inflación a causa de la guerra de Ucrania, pero no es el caso.

Cameron dejó el 10 de Downing Street al perder el referéndum para que Theresa May llevara la transición del brexit. Ella, con sus fallidos intentos de poder pactar las condiciones de la salida dio paso a Boris Johnson, ultradefensor del brexit, quien tuvo que salir por múltiples escándalos. Liz Truss lo siguió y no llegó ni a los 50 días en el poder al presentar un disparatado plan de reducción de impuestos que disparó el ya volátil mercado británico y hundió la libra esterlina. El caos de liderazgo del partido conservador ocurrió mientras la economía británica se contraía a límites inimaginables. Ha subido el desempleo y las empresas británicas han perdido competitividad. Rishi Sunak será el nuevo primer ministro de lo que antaño fue un imperio orgulloso y ahora un barco a la deriva, y con los conservadores por debajo del 25 % en las encuestas.