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7 de febrero

Avatar del Irene Vélez

"El último escenario es el fraude, pero ahí ya no hay proyecciones a realizarse porque el caos no tiene palabras que puedan ordenarlo"

Nos encontramos a dos días. Nada está escrito sobre piedra. Nos embarga la angustia y la expectativa porque somos partícipes (no solo observadores) de la historia. Entregaremos un país en la mañana y en la noche tendremos uno nuevo, irreconocible del que bien o mal nos acompañó los últimos cuatro años. Cuatro años de rompimiento y transición: castigo, sorpresa, ilusión momentánea y desilusión. Lenín Moreno, pese al paro, la pandemia y el nivel de desaprobación, ha logrado culminar su presidencia. No hay que minimizar ese logro si recordamos en qué país estamos. ¿Y ahora? Tres escenarios: (i) Andrés Arauz gana en primera vuelta. Los nulos disminuyen el universo de votos válidos y su porcentaje incrementa; llega a 40 % y más de 10 puntos de distancia con el segundo. En este caso las encuestadoras no pudieron prever el “voto vergonzoso” y quienes contestaron “no sé”, solo no querían que se sepa que ya sabían. La posibilidad existe. En su último informe sobre nuestras elecciones, JP Morgan se prepara para este escenario. Sin embargo, la opción dos es la que se mantiene como tendencia: (ii) Arauz y Lasso en segunda vuelta. Y la competencia recién empieza. ¿Qué tan buen competidor sería para vencer al correísmo cara a cara? Teniendo de referencia las elecciones pasadas podemos concluir que al menos la mitad de la población estuvo (¿estará?) dispuesta a darle el voto. Pero el Ecuador de 2017 era diferente al de hoy. En 2021 tiene la delantera transmita esperanza. Bajo esa premisa, el escenario tres podría resultar beneficioso (iii) Yaku y Arauz. Un simple razonamiento: Lasso-Arauz, Pachakutik se separa. Con Lasso se mantiene la dificultad de que los segmentos más vulnerables, humildes y desamparados por la crisis conecten con él. Si Yaku entra a segunda vuelta divide con mayor facilidad este nicho poblacional correísta, el voto de Pachakutik se mantiene unido y los grupos empresariales y de centroderecha que apoyaban a Lasso no tendrán dónde más irse. El último escenario es el fraude, pero ahí ya no hay proyecciones a realizarse porque el caos no tiene palabras que puedan ordenarlo.