Irene Vélez | Introducción, cuerpo y ¿conclusión?

...su defensa, se confundía con ofensiva en más de una ocasión
“Como lo dije durante toda la campaña, no soy un anti-nada, soy un pro-Ecuador”. La primera parte del discurso se titula ‘la defensa’, pues fue lo que llegó a hacer: defender su pacto con el correísmo. Pero su defensa se confundía con ofensiva en más de una ocasión. Dicho de otra manera, mientras justificaba su accionar, neutralizaba a sus adversarios. En primer lugar al correísmo. Discursivamente, al no ubicarlo en el ‘enemigo’, ‘villano’, o amenaza a vencer, automáticamente le restó relevancia. Le quitó su rol protagónico. Por el momento, simbólicamente. Y en segundo lugar, a los críticos. Aquellos que a través de su opinión o el análisis buscan mantener activo el clivaje correísmo-anticorreísmo: “Aquellos que busquen atraparme en viejos esquemas, fracasarán”. En otras palabras: no me dejaré guiar por cómo ustedes entiendan la política. Daniel Noboa, se proyecta entonces, como el presidente que se aleja de la narrativa que ha imperado las últimas décadas en el Ecuador, y la sustituye usando sus propios términos: “lo viejo vs. lo nuevo”. El mensaje está claro. Ahora su misión es darle vida a través de sus resultados.
“Mi familia y yo hemos experimentado persecuciones políticas a lo largo del tiempo por diferentes gobiernos y, a pesar de no olvidar los malos ratos vividos, siento la obligación de poner a mi país primero y romper este ciclo de revanchas”. Sus intenciones: (i) demostrar que el pacto no es producto de la ingenuidad que algunos quisieron atribuirle. Y (ii) recalcar que si él logró ponerse en segundo lugar por el país, el resto debería hacer lo mismo.
La segunda parte del discurso la titulo ‘estrategia’, y me baso en lo que no dijo: no profundizó en el cómo, ni en el rumbo del gobierno. Estratégico por dos motivos: (i) su público objetivo (jóvenes), va a lo concreto. En las ramas se pierden. Y (ii) si aún no lo tiene claro, mejor no prometer lo que no sabe cómo cumplir.
Y ahora sí, el gran cierre: “El éxito no es haber llegado aquí, sino que en el día que nos toque marchar, tener el respeto y el cariño de la mayoría de los ecuatorianos”. Cuando habla de esa retirada exitosa, ¿se refiere al 2025 o al 2029? A esa última parte del discurso la llamaría ‘expectativas’.