Segunda vuelta

"Una advertencia resulta necesaria: no todos los que se decidieron por Hervas y Yaku pertenecen a esta generación conectada"
Aquí estamos ante dos actores: Andrés Arauz y Guillermo Lasso. Los dos con estrategias más o menos similares, aunque con discursos opuestos. Los resultados del 7 de febrero demostraron el alto porcentaje de jóvenes que buscan un candidato hecho a imagen y semejanza suya. Que comunique como ellos, y que hable lo que les interesa. En esa combinación el candidato debe dejar de ser candidato. Debe convertirse en una cuenta más de entretenimiento. Y para eso debe exorcizar lo político que le quede. En ese escenario es que las estrategias de Arauz y Lasso convergen. Los dos se han alejado de lo que los vuelve políticos. En el primer caso vemos a un candidato cada vez menos correísta. No ideológicamente (si es que en esta realidad aún hay espacio para las ideologías), sino de su precursor: Rafael. Se distancia. En su lugar sale y saldrá rescatando animales, haciendo un ‘challenge’, realizando ‘spots’ estilo volver al futuro. Cualquier recurso antes que compartir pantalla con el padrino. Esto por dos razones: (i) el electorado que quería votar por Rafael, ya lo hizo. Lo que significa que de este punto en adelante debe llegar a los que no les interesa la presencia del exmandatario en la campaña. (ii) Lo descrito anteriormente: los nuevos votantes buscan informarse por medio del entretenimiento, no desde la autoridad. Lasso ha optado por una vía similar: distanciarse del “capital” político que (de forma imaginaria) representaba la alianza con Nebot y la 6. Si en la primera vuelta la imagen de su campaña fue ver a Lasso junto al exalcalde en gigantografías y recorridos barriales, en la segunda nos encontraremos con un Guillermo más humano, alejado de las tarimas y la distancia (y frialdad) que esto representa. Ante la similitud de su estrategia, resulta evidente que ambos están pescando en el mismo lago. Una advertencia resulta necesaria: no todos los que se decidieron por Hervas y Yaku pertenecen a esta generación conectada. Por ejemplo, el apoyo a Yaku también se entiende a partir de uno de sus’ slogans’ de campaña: “solo el pueblo, salva el pueblo”. Ese “pueblo” hoy está huérfano, ignorado y busca quién lo adopte.