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Parada en la puerta de la escuela

Avatar del Iván Baquerizo

"Lamentablemente el Leviatán, con la misma actitud tribal que el gobernador Wallace hace 57 años, ha dispuesto que no se abra ningún colegio y el que intente hacerlo será clausurado"

El incidente conocido como “La parada en la puerta de la escuela” fue aquel que protagonizó el 11 de junio de 1963, el entonces gobernador de Alabama, George Wallace, en la entrada al Auditorio Foster de la Universidad de Alabama. El gobierno de John Fitzgerald Kennedy había decidido hacer cumplir la decisión “Brown vs Consejo de Educación de Topeka, Kansas” de la Corte Suprema de los Estados Unidos que había declarado inconstitucional la segregación racial en el sistema educativo americano. Aquel día, el gobernador Wallace, fiel a su consigna “segregación ahora, segregación mañana, segregación para siempre”, se paró en la puerta del auditorio universitario para impedir que dos estudiantes afroamericanos; Viviane Jones y James Hood, pudieran entrar a registrarse y acceder a su legítimo derecho a educarse en dicha universidad.

Días atrás, el colegio Alemán Humboldt de Guayaquil anunciaba que había obtenido autorización del COE Nacional para iniciar un plan piloto para el reinicio de clases presenciales. De acuerdo con información de prensa, el piloto consistía en tener clases presenciales con un máximo de un tercio del aforo, solo un día a la semana y de asistencia voluntaria a discreción de los padres. Un plan piloto que permitía que sean los padres y nadie más, los que de manera responsable decidan la conveniencia o no de enviar a sus hijos al colegio. Si alguna familia se sentía incómoda con la idea de enviar a sus hijos a clases presenciales no tenía por qué hacerlo, pero si las circunstancias de otra familia si le permitían enviarlos a las aulas, igual podrían hacerlo. En definitiva, se recuperaba para las familias el poder de decisión sobre sus vidas.

Lamentablemente el Leviatán, con la misma actitud tribal que el gobernador Wallace hace 57 años, ha dispuesto que no se abra ningún colegio y el que intente hacerlo será clausurado. Igual de colectivista, igual de abusivo e igual de ilegítimo que Wallace. Hasta se pararon como él en la puerta de la escuela para impedir el ingreso de los alumnos. A diferencia de acá, en Alabama, los hermanos John y Robert Kennedy obligaron, con autoridad legal sí, pero sobretodo moral, a que Wallace dé un paso al costado y que puedan los estudiantes acceder a educarse. Porque a los desubicados que confunden abuso con autoridad solo queda recordarles el pensamiento pluralista y tolerante de JFK expresado al final de su único y legendario discurso inaugural: “Y así, mis conciudadanos: no pregunten qué puede hacer su país por ustedes, pregunten qué pueden hacer ustedes por su país. Mis conciudadanos del mundo: no pregunten qué hará Estados Unidos por ustedes, sino qué podemos hacer juntos por la libertad del hombre. Finalmente, ya sean ustedes ciudadanos de Estados Unidos o ciudadanos del mundo, demanden de nosotros los mismos altos estándares de esfuerzo y sacrificio que nosotros demandamos de ustedes. Con una conciencia limpia como nuestra única recompensa segura, con la historia como el juez final de nuestros actos, avancemos en liderar la tierra que amamos, pidiendo su ayuda y su bendición, pero entendiendo que acá en la tierra, la obra de Dios debe ser realmente la nuestra”.

¡Hasta la próxima!