Jaime Rumbea: Con inteligencia artificial
¿Significa eso que no avanzamos y que, por extensión, podemos esperar lo mismo del año 2024?
Le pedí a ChatGPT (3.5) que enumere los tres asuntos públicos más relevantes, por número de menciones disponibles, en los medios del internet ecuatoriano, desde 1979, esto es desde el retorno a la democracia.
Me respondió muy diligentemente que no tiene información precisa (no había internet antes de los noventa) pero que puede citar grandes temas. Todo es lo mismo: crisis, inestabilidad política, inestabilidad social, reforma política, ajuste estructural, reforma económica, desastres naturales. Apenas asoman cambios presidenciales, conflictos laborales, apertura comercial, problemas ambientales y conservación, caída del precio del petróleo, conflictos con sectores productivos, inclusión social y desarrollo humano.
Los temas recurrentes son los mismos de siempre; las novedades menores. ¿Significa eso que no avanzamos y que, por extensión, podemos esperar lo mismo del año 2024?
Me gusta pensar que la inteligencia artificial es una inteligencia más objetiva, más fría que la nuestra. Nuestros cerebros y nuestra memoria colectiva son lábiles: hoy es escándalo, repudio, enfoque; mañana es distracción en redes, olvido y dispersión.
Ni las condiciones económicas y políticas más adversas gatillan cambios de comportamiento: son pocos los que migran y poquísimos los que optan por activarse políticamente.
Somos protagonistas, usando la metáfora física del estado de la materia, de cambios de temperatura, como los propios del agua y del aire en el pasar del día a la noche, pero muy rara vez vivimos cambios de estado de la materia. Mas, como sé que el proceso de civilización no se compone solo de revoluciones y transformaciones radicales, me ofrezco a preguntarle a la inteligencia artificial cómo es exactamente que se producen los grandes cambios, cuando son el resultado de cambios menores: grado tras grado, sube la temperatura del agua hasta que bulle y ahí, repentinamente, es vapor.
Por el momento disfruto pensar que dormiré más calmo, sosegado, como lustrando un oro del tonto, por saber que no se solucionarán los problemas de siempre en un dos por tres.