Jaime Antonio Rumbea | Candelabros
Al último en irse ni siquiera le quedará la tarea de apagar la luz, porque la luz ya se fue
Mientras escribo, escucho una entrevista sobre el éxodo creciente de ecuatorianos que buscan en otros lugares oportunidades que aquí no encuentran. Entrevistador y entrevistado concluyen que al último en irse ni siquiera le quedará la tarea de apagar la luz, porque la luz ya se fue.
Recuerdo entonces que el gobierno y el sistema político de los que aún esperamos soluciones son un invento tan antiguo que su agotamiento es casi natural, tal como el de la población. Si la gente se va, si la economía no crece, si el desempleo y el crimen campean, si nos quedamos sin energía, pensar que podemos resolver todos esos problemas sobre una infraestructura institucional de hace varios siglos es bastante cándido.
Fue en la misma época en que surgió nuestro sistema político moderno -la entonces revolucionaria, hoy desgastada, ‘democracia liberal occidental’- que la humanidad comenzaba a entender principios que ahora consideramos básicos, como el papel del oxígeno y la respiración.
No fue hasta 1776 que se descubrió el oxígeno y apenas entonces empezó a entenderse su papel en la respiración de los animales. Por su trabajo en estos descubrimientos, Lavoisier fue decapitado en 1794 por los mismos revolucionarios que solo cinco años antes nos habían dado nuestro ‘innovador’ sistema de gobierno.
En esos tiempos la biología creía que la respiración solo enfriaba el cuerpo o insuflaba el alma. En esos mismos tiempos fue diseñado nuestro sistema de gobierno: era una época de antorchas, velas y candelabros, pero era sin embargo una época distinta a la que vivimos hoy. Ahora, o quienes están en el poder deciden actualizar nuestras formas de hacer política y gobernar, nuestro diseño institucional, o sucederá como en 1789: será el pueblo el que exija la actualización. Y no sabemos qué saldrá.
Cada vez que leo de historia, me convenzo más: no podemos entrar en el 2025 intentando resolver problemas actuales con un sistema político creado por personas que ni siquiera entendían cosas que hoy entienden nuestros escolares. Hoy tenemos nuevas herramientas y conocimiento para gobernarnos mejor.