Jaime Rumbea: ‘Matrushka’
Parece que el presidente armó bien su juego
Esto que hace el presidente de enviar, soltándolo informalmente, un proyecto de ley dentro de otro proyecto de ley, está bien pensado.
Cuando en el segundo debate de la ley para financiar el conflicto armado, el informe de comisión que flota su asambleísta presidente de la comisión aparece con una serie de ‘matrushkas’ que no estaban en el proyecto original, hubo desconcierto.
Además de nuevas aproximaciones al incremento del IVA apareció de repente el impuesto a los bancos; apareció el impuesto a las sociedades; el ISD. Aparecieron varias cosas más; suficientes para influenciar los votos y armar paquetes de acuerdo con distintas bancadas y grupos de interés que resulten en una votación final. Porque obviamente lo incluido en el proyecto era en parte lo que las distintas facciones en la Asamblea habían flotado antes. Ya los asambleístas no se oponían al proyecto del presidente sino a un enjambre de sus propias ideas, para que compitan en un bien pensado tinglado.
Se leían tantas excepciones a las nuevas reglas que era claro que ya habían sido trabajadas. De la regla de cobrarle a las sociedades se excluyeron pymes y otros. Al nuevo impuesto a los bancos y al de las personas naturales se les debatían líneas de corte, todo era discutible y regateable.
Pero en el peor de los casos, el presidente había ampliado el máximo potencial de recaudación de su proyecto original en órdenes de magnitud.
El presidente jugó con las cartas que le permite el derecho para mejorar sus números y poner a hacer política a los políticos.
Hay debate sobre la constitucionalidad de que los asambleístas hayan modificado textos sobre impuestos traslapando la facultad exclusiva del presidente en esa materia. Pero si dicha exclusividad fuera absoluta no habría debate ni veto en proyectos urgentes, como tampoco cargarían hoy trofeos los más vocales entre los críticos.
En una votación que equivale a un plebiscito, ya dividido en trozos, negociables e intercambiables, el proyecto pasó. Cada quien pintó sus votos. Fue bien pensado este juego.