Inteligencia política artificial

Emociona y desilusiona a la vez descubrir que la inteligencia artificial trabaja con nuestro conocimiento, proyecta sus limitaciones y que tiene a alguien atrás
Harto revuelo ha causado la liberación al público del chatbot de inteligencia artificial gratuito de Open AI. Limitado al inglés, ofrece una ventana al futuro. Echemos un vistazo.
Una de las novedades de esta liberación de Open AI es el formato de diálogo que permite al chatbot hilar respuestas a secuencias de preguntas, produciendo razonamientos que, como en toda teoría del conocimiento, conducen de lo general a lo específico.
Mi mayor expectativa al explorar inteligencia artificial viene por mejorar los pronósticos posibles sobre eventos inciertos. Ante la pregunta de cómo serán los sistemas políticos en el futuro, el ChatGPT anticipa varias tendencias que “probablemente” determinarán la política, sin ser mayormente concluyente. La primera tendencia a la que se refiere es a la influencia de los medios digitales y el internet en el debate y la toma de decisiones, abriendo el camino para nuevas formas de participación y de transparencia; la segunda tendencia es la apertura de los sistemas políticos a mayor representación de minorías; la tercera es el surgimiento de formas de organización política también basadas en tecnología: sistemas distribuidos y descentralizados -a mi juicio la tendencia más trascendente-.
Advierte el robot también lo que sabemos que hace estas cosas tan complejas: los eventos políticos futuros dependen de las decisiones futuras de individuos y comunidades. Recomienda por último al lector mantenerse informado y participar en política, introduciendo una cierta y sutil pedagogía moral. Ese nivel de conocimiento ya se encuentra obviamente disponible en el consenso técnico científico de la política, pero es útil seguir el diálogo para llegar muy, muy profundo en definiciones conceptuales o probabilidades.
A un politólogo le llamaría la atención la definición tan amplia que hace inicialmente el robot de “sistemas políticos”, concepto definido áridamente por Sartori hace décadas. Al final, habiendo alcanzado millones de usuarios en menos tiempo que las mayores redes sociales del mundo, es claro que ChatGPT nos cultiva a nosotros más de lo que lo podemos nosotros cultivar, con una fácil interfaz que, por un lado, despierta nuestro libido ‘sciendi’ y, por el otro, vulgariza de manera estructurada el conocimiento.