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Jaime Rumbea: ¿Dónde optimismo?

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El optimismo es, según el psicólogo ganador del primer Nobel de Economía, lo más importante que una generación le puede dejar a la siguiente.

Debo reconocer que en las últimas semanas he escrito con algo de pesimismo, cinismo, sarcasmo y decepción. No me culpo más de lo necesario. La culpa es tanto mía como de la histeria colectiva. 

El entorno juega un papel: nuestro accionar es resultado del contagio social de nuestro entorno sobre lo que vivimos. Provoca lamentos, críticas, diatribas y acusaciones, no sin prudencia, ante el horror que sí logra causar el terrorismo, y el hastío producido por nuestras instituciones.

Por algún motivo, en lugar de empatizar con los satisfechos de esta situación he de hacerlo con los insatisfechos. Ha de ser la mayoría.

La columna de opinión suele exigir crítica y contrapunto, so pena de irrelevancia, lo que el formato alimenta, incluida frecuencia. Toca amplificar la que ya es una crispación generalizada, sin jamás llegar al detalle: si ya pocas personas leen columnas de opinión, nadie lee consejos de bienestar zen en las páginas de un periódico.

El terrorismo, al menos según dicen los expertos, es político. Así lo encausan donde lo encausan. En las instituciones penales, dentro de las instituciones políticas.

No hay terrorismo entendido en la historia fuera de las pugnas políticas donde existe. Por ende, su solución tiene que ser política.

Ahora que estamos en tiempo de elecciones, quien sepa identificar eso pronto y capitalizarlo será el ganador.

 Y reflexiono, y me digo: debería detenerme y hacer un esfuerzo para convertir la cascada de información que me llega para que deje de ser pesadilla y se acerque más a la idealizada forma en que quisiéramos vivir. Pero eso es imposible.

O al menos lo parece en lo inmediato.

Y reflexiono de nuevo y me digo otra cosa. Sí es posible cómo levantarse cada día con optimismo. Y luego entiendo para qué sirven las columnas de opinión. Para decir que ese es el rol de los líderes políticos: impulsar la ilusión de que el problema político nacional tiene solución.

Si se dice con optimismo, eso es algo que todo el mundo puede creer.