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Registro de expresión verbal

Avatar del Jaime Rumbea

Es nuestra propia cultura la que mejor sirve para pronosticar quién ganará las próximas elecciones.

Tuve por enésima vez en las últimas cuatro semanas una conversación con un colega que habla con una inusitada pausa y detalle. Como iba en el carro con parlante, podía ver a mis acompañantes vaciando sus ojos hacia arriba en signo de aburrimiento.

Pentland dice que la expresión verbal consistente y determinada es símbolo de dominio de la materia y produce autoridad e influencia; mientras, que la expresión pausada y reflexiva sirve al descubrimiento, la exploración, al diálogo, al consenso.

Estoy hablando de registros de expresión verbal que Pentland y otros han medido con dispositivos electrónicos, en los laboratorios de MIT y en las oficinas de organizaciones globales, para obtener las conclusiones que comparto. En sus intervenciones, los investigadores han demostrado que una persona o una organización pueden tender más hacia uno u otro registro y lograr sus efectos, bien ‘coacheada’.

No es de sorprenderse que encontremos más detenimiento en la expresión verbal de los quiteños que en la de los guayaquileños. Los valores del diálogo, de consenso, son aquellos que decantan de la omnipresencia de las instituciones democráticas en la capital. O tal vez podemos ampliar eso a otras capitales serranas, por oposición a otras capitales costeñas. No sé. Es probable que la cultura del comercio y de sus imperativos temporales hayan disuadido en la costa los registros de detenida exploración y propiciado interacciones más verticales. Sé de estudiosos que relacionan los divergentes modelos que sucedieron la Colonia en costa y sierra para distinguir sus culturas políticas, que es de alguna forma lo que estoy comentando.

Pero no soy yo un experto en estas materias culturales como para pretender que las mías sean categóricas conclusiones. Sí percibo, en cambio, con igual nivel de temor y de certeza, que la sociedad -o el electorado, si se quiere- clama por un líder de corte autoritario que resuelva rápido y sin exploraciones ni titubeos problemas que, creo, no podrán ser resueltos así. Es la misma cultura la que nos regresa sobre patrones y caminos ya recorridos.