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Una tensión

Avatar del Jaime Rumbea

Si la inteligencia artificial es alimentada por nuestras propias tensiones y taras, solo nos puede entregar más de lo mismo.​

Entre los sucesos de actualidad está el drama que inspira la inteligencia artificial sobre las creaciones del intelecto. Las huelgas de estos días en Hollywood surgen de allí; aunque la dramaturgia se lleva la palestra, el mismo problema lo enfrentan los demás quehaceres humanos, además del arte, política incluida.

Desde siempre las personas hemos lidiado con dilemas sobre el destino de nuestras creaciones. De un lado la búsqueda del reconocimiento, del otro la insoportable irrelevancia social. Cuando hay reconocimiento, la pena viene porque los trabajos y las personas son copiados, criticados, la privacidad violada en la boca del público; cuando las personas o sus creaciones son ignoradas, el sufrimiento se impone como fracaso. Las redes y sus ‘likes’ han sabido capitalizar esto.

Los políticos, cuando son influyentes reciben atención, orientan el debate y el comportamiento social, y son asediados por la oposición. Todo político exitoso termina su vida con el amargo sabor de enemistades alcanzadas por su propio éxito. El político y la política que no influyen, que no orientan miradas ni conversaciones ni comportamientos, no son exitosos: su fracaso es ser ignorados.

Estas son solo básicas consecuencias de nuestro ser gregario: somos animales sociales y nuestro paso por la vida se mide en el efecto que tenemos en otros.

¿Podrá la inteligencia artificial responder preguntas sobre lo que la sociedad considera digno de su aprecio? Puede acaso discernir entre la historia de la música los acordes mágicos que hacen de una canción un éxito, o del diálogo o la prosa que componen nuestro acervo cultural aquellos que producen una y otra vez catarsis? ¿Son estas cosas atemporales?

¿Existe la receta eterna de la legitimidad del poder? ¿Encuentra la inteligencia artificial esa síntesis entre izquierda y derecha? ¿Puede alguien, con inteligencia artificial, conectar, influir y orientar a la comunidad sobreponiéndose al vergonzoso espectáculo del líder político moderno?

La inteligencia artificial es un instrumento, útil sin duda, pero si nadie más que los ‘likes’ la instruyen, me quedan dudas.