Joaquín Hernández Alvarado | La larga mano de maduro

En estos días y recién pasada su fraudulenta toma de posesión de la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro continúa desestabilizando el precario equilibrio de los países de la región. Es muy posible que estos no lo noten, ensimismados en resolver sus problemas propios. Pero tarde o temprano les llegará su turno y en muchos de los casos comprobarán que la clave de los flagelos que los afectan tiene que ver con las políticas del régimen dictatorial venezolano, al que no pueden ignorar argumentando hipocresías como el respeto a la libre decisión de los pueblos o al concepto de soberanía nacional, necesitado de revisión hoy más que nunca.

El ejemplo más reciente es la pesadilla que se vive en estos momentos en el Catatumbo, región de Colombia al norte del departamento de Santander y limítrofe entre su país y Venezuela. Es una de las regiones más ricas de Colombia por los recursos naturales con los que cuenta. Es, paradójicamente, una de las más pobres y más desatendidas; sus poblaciones carecen de los más elementales servicios del Estado. En esta región se está dando una de las batallas más feroces por control del territorio entre los grupos armados ilegales, el Ejército de Liberación Nacional, ELN, y las disidencias de las Fuerzas Armadas de la Revolución Colombiana, FARC. En una semana ha habido casi 100 personas muertas, 40.000 desplazados que han huido para salvar su vida hacia su propio país y a Venezuela. La situación es tan grave que el presidente Petro ha declarado estado de conmoción interior, un estado de excepción que no se decretaba desde 2008. Esta tragedia tiene dos nombres, el ELN que invadió el Catatumbo y desató la matanza, y Nicolás Maduro, que permite y da espacio en su país a este grupo de guerrilleros narcotraficantes. El ELN es visto por el régimen venezolano como la primera línea de combate en caso de un conflicto. ¿Cómo pudo trasladarse el ELN al Catatumbo e invadirlo si, como el mismo Petro reconoció, no era posible por tierra dado lo abrupto del territorio? ¿Y que lo hayan hecho tan rápidamente? La única respuesta posible es a través de Venezuela, con anuencia de Maduro.

Colombia bajo Petro vive en una degradación del conflicto con los grupos armados que se han fortalecido en las negociaciones de paz, han expulsado al Estado del control del territorio y precipitado desplazamientos. Mientras Petro se debilita como jefe de Estado, su hasta hace poco aliado Maduro se fortalece con grupos como el ELN.