Aniversario fundación UG
¿Qué es la universidad hoy en el mundo, en América Latina y en nuestro país?’.
Tuvo el enorme acierto, entre tantos otros que tiene desde que comenzó su función el rector de la Universidad de Guayaquil, Roberto Passailaigue, de iniciar la ceremonia de celebración por el centésimo quincuagésimo segundo aniversario de la fundación de esa institución, con la conferencia magistral del historiador Willington Paredes. Este fue disruptivo: no presentó la historia de esa universidad como se acostumbra; o una exaltante laudatoria que empalaga, o una aburrida exposición con la jerga de moda de los planificadores y burócratas de la educación superior que tampoco dice nada.
Paredes comenzó preguntando: “¿Qué es la universidad hoy en el mundo, en América Latina y en nuestro país?”. Y empezó desmitificando de lugares comunes, las afirmaciones que se hacen ligeramente sobre esa institución. No es ya “la sede de la razón” como dijo en su momento el rector de la PUCE Hernán Malo, ni un extraterrestre laboratorio de ideas o un aséptico espacio académico de ciencia y tecnología con los que algunos se ilusionan. La Universidad de Guayaquil surgió en una época concreta, de hombres de carne y hueso, de la talla de un Pedro Carbo con un proyecto complejo para el desarrollo económico, social y cultural de la región que es la más avanzada de la época. Tuvo un objetivo geopolítico y cultural: impulsar las fuerzas agroexportadoras y otorgar reconocimiento al creciente poder socioeconómico de la ciudad desde la ideología liberal laicista. La Universidad de Guayaquil respondió así a un modelo enraizado en las necesidades sociales para la modernización, diferente de la universidad como politécnica de García Moreno.
Para el pensamiento de Paredes, la historia se debe conocer para entender el presente, lo que implica nuestro cuestionamiento. ¿Qué pasó -preguntó- que después de este surgimiento, se inicia un siglo después una crisis que dura hasta ahora? Hay que explicitar el complejo proyecto sociocultural al que responde la Universidad de Guayaquil, que es el gran desafío para su valeroso rector y para todos quienes queremos que resurja esta gran casa.