Campaña contra la UNAM (I)
¿Por qué López Obrador y algunos de sus cuadros han arremetido contra la UNAM cuando no hay razón de incompatibilidad ideológica?
Desde hace siete días, el presidente de México ha atacado continuamente, en toda regla, a la Universidad Nacional Autónoma de México. Si a los analistas mexicanos les ha sorprendido este ataque, con más razón a los de otros países, académicos e intelectuales incluidos, que no acaban de entender la razón de los epítetos contra la principal universidad de México, una de las mayores del mundo, con las más altas posiciones en diferentes y exigentes rankings internacionales y encima, una institución “considerada un bastión del pensamiento progresista”, como recordaba Jorge Zepeda Patterson en su artículo AMLO vs. la UNAM, otra explicación”, publicado en El País, de Madrid.
Para AMLO, la “UNAM se derechizó”; fue “cómplice de los gobiernos neoliberales anteriores”; “…se volvió individualista, defensora de los proyectos neoliberales, perdió su esencia de formación de cuadros de profesionales para servir al pueblo”. “Es una gran universidad, pero no estuvieron a la altura de las circunstancias, la crítica al neoliberalismo”, concluyó, en una sus Mañaneras el presidente. No hay que olvidar que la UNAM es el ‘alma mater’ de AMLO.
La UNAM no es una universidad más en México. Fundada por Justo Sierra, José Vasconcelos fue su gran promotor en los años 20, y ha participado desde entonces activamente en la transformación del México contemporáneo; sin duda, el de mayor resonancia mundial, la matanza de Tlatelolco en 1968, en que sus estudiantes fueron a la vez, protagonistas y sacrificados.
¿Por qué López Obrador y algunos de sus cuadros han arremetido contra la UNAM cuando no hay razón de incompatibilidad ideológica? Para Jorge Castañeda, excanciller de México y ex alumno de la UNAM, no se trata de un desliz de los que suceden a menudo en las Mañaneras, sino de irritación “porque no siente que ha sido el aliado que esperaba en su intento de introducir un cambio de régimen”. Ha habido en estos tres años de gobierno discrepancias entre ambos. Y para un liderazgo mesiánico como el de AMLO eso equivale a estar en la oposición. En la 4 Transformación no hay medias tintas.