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Joaquín Hernández: Combates por la historia

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Lo que no podemos negar, incluso para quienes se jactan de pragmáticos, es que en todo Occidente se vive hoy la crisis...

No me refiero, aunque tenga mucho que ver con su espíritu, al famoso libro, homónimo, del historiador francés Lucien Fevre. Me refiero en primer lugar a una constatación y en segundo lugar a una reflexión crítica. Tiene que ver con el presente y con la memoria, es decir con la historia. No se hace historia por hacer historia; se lo hace por preocupación del presente. Pero la historia es algo más, afortunadamente, que una disciplina o una profesión, cuya preocupación es solo la consignación de hechos y de vez en cuando consideraciones generales, que por generales no sirven para mucho al estilo de que “quien no conoce la historia, está obligado a repetirla”, dirigida a generaciones cuya atención está centrada absolutamente en el instante, y que están seguras de que nada importante está detrás de ellos.

Los acontecimientos sucedidos en Chile hace cincuenta años no han merecido la menor atención en los medios de comunicación. En un chat al que he sido invitado, una persona comentó tajante a otro miembro que recordó este aniversario, que en el país tenemos demasiados problemas para ocuparnos de cosas sucedidas hace medio siglo y en otro país. El pragmatismo en su versión acabada. El ombligo no deja de ser, desde su punto de vista, el mejor mirador para entender lo que sucede.

Visto desde nuestra óptica contemporánea, el golpe de Estado en Chile hace cincuenta años fue la ruptura violenta del orden de la democracia liberal y la toma del poder por el autoritarismo. Podemos discutir hasta la saciedad si hubo o no razón para el golpe de Estado y sobre sus consecuencias. Lo que no podemos negar, incluso para quienes se jactan de pragmáticos, es que en todo Occidente y por supuesto en nuestra región, se vive hoy la crisis y hasta destrucción de las democracias liberales, modelo de gobierno que hace apenas treinta años considerábamos excelente y el mejor para los tiempos de la globalización y el cambio acelerado. Y que una de las razones, no la única, de la crisis, es la falta de seguridad que experimentan los ciudadanos ante la alianza que sí funciona a nivel internacional de los carteles del narcotráfico. Los ciudadanos de hoy, los pragmáticos incluidos, tienen que escoger, como decía José Joaquín Brunner, entre el paradigma de la libertad y el de la seguridad.