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Joaquín Hernández: Debates sobre modernidad y postmodernidad

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Si la modernidad fue el nombre que se le dio al proceso cultural que duró casi 4 siglos, la postmodernidad fue la disolución

Una de las razones por las que la filosofía de la liberación latinoamericana se fue eclipsando progresivamente hasta desaparecer en la década de los 90, del siglo pasado, fue que no advirtió los síntomas del cambio que se estaba experimentando en el mundo occidental y por ende en América Latina. Fue paradójico y supongo que hasta doloroso para los seguidores de aquella filosofía, que se presentó orgullosamente y con bastante ingenuidad por cierto, como la expresión de los nuevos tiempos por venir, los tiempos de la liberación por supuesto, que no escuchase a las voces europeas que hablaban del agotamiento de los grandes relatos, de las utopías que movilizaron a partir de los años 60 a los grupos que clamaban por un cambio radical en América Latina.

Si la Modernidad fue el nombre que se le dio al proceso cultural que duró casi cuatro siglos, de Descartes a Nietzsche, y que consistió en hacer del sujeto, llámese estado nación o conciencia nacional, la clave para explicar el desarrollo o su falta en todos los niveles, la postmodernidad fue el nombre que se dio a la disolución de ese sujeto que se supone se tenía que liberar gracias a la toma de conciencia. De nuevo fue la filosofía europea, en mucha medida italiana, la que trató de expresar este nuevo estado de ánimo, esta sensibilidad de incredulidad en el progreso, de pérdida de fe en los grandes relatos utópicos como el de la revolución, por ejemplo, y que se volcó al día a día de las preocupaciones cotidianas.

Sí hubo en Ecuador algunas voces aisladas que llamaron la atención sobre lo que estaba sucediendo. La más significativa, porque logró reunir en un libro la complejidad de lo que estaba sucediendo, fue la de Julio Echeverría, formado en Italia: fue “Debates sobre Modernidad y Postmodernidad”, editado por Nariz del Diablo, publicado en noviembre de 1991 y hoy imposible de encontrar. El libro apareció dos años después del derribamiento del Muro de Berlín, símbolo de la guerra fría y de la confrontación permanente entre dos bloques ideológicos y en el mismo año de la disolución del Pacto de Varsovia que finalizó el orden mundial vigente desde 1948. En los textos de ese libro están las claves para entender lo que hoy se llama “posverdad”, las derivas identitarias, el relativismo, las dictaduras emocionales, el culto a la sociedad adolescente.