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Joaquín Hernández: Sí, la Guerra Fría terminó

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El actual panorama regional es de difícil lectura, entre otras cosas, porque estamos en el cambio del orden mundial

No deja de ser curioso y a veces hasta conmovedor leer análisis de la situación regional e internacional con los mismos parámetros de la Guerra Fría que terminó en los comienzos de los 90 del siglo pasado con la implosión de la Unión Soviética. Recuerdo con sorpresa y cierta dosis de vergüenza ajena, el alborozo de quienes aseguraban, durante la primera presidencia de Trump, la invasión de las tropas de EE.UU. a Venezuela; incluso aseguraron un par de veces por lo menos, que ya portaaviones de la IV Flota de EE.UU. navegaban las costas del país gobernado por Maduro. Razones para desearlo no faltaban. Pero el orden mundial vigente en la Venezuela de Maduro de la segunda década del siglo XXI no es el de la Guatemala de Jacobo Árbenz Guzmán de los 50 ni el de Chile con Salvador Allende en los 70 y tampoco el de Palmerola, Honduras, en los 80, cuando Ronald Reagan declaró que esta era la “última frontera de la democracia”.

El actual panorama regional es de difícil lectura, entre otras cosas porque estamos en el cambio del orden mundial y aún no sabemos adónde vamos. Un caso fuera de la región: Ucrania. ¿A qué se deben las coincidencias de Trump con Putin? ¿A qué ambos defienden algunos valores comunes conservadores? ¿O que más bien, en la guerra que enfrenta a EE.UU. con China, parte de la estrategia de Washington es separar a Moscú de Pekín, algo parecido a lo que hicieron Richard Nixon y Henry Kissinger (ambos conservadores) con la China comunista que había apoyado al Vietcong hasta conseguir una de las derrotas más grandes del ejército de EE.UU.? ¿Qué sucede hoy con Venezuela? Aparte de exabruptos verbales por parte de Maduro contra Trump y últimamente contra el secretario de estado Marco Rubio, a quien calificó de imbécil, el ‘statu quo’ de la relación sigue igual que antes. Si hay una orden de no comprar petróleo a Venezuela e incluso sancionar a terceros países que lo hagan. Pero Chevron puede seguir importando y las exportaciones de gas venezolano no tienen penalidad. En Colombia, escenario hace escasas semanas de una fuerte confrontación entre Trump y Petro, la secretaria de seguridad nacional de EE.UU., Kristi Noem, acaba de visitar Bogotá para tratar temas de seguridad y se ha referido a la ministra de Relaciones Exteriores colombiana, Laura Sarabia, persona de la más alta confianza del presidente de ese país, en términos que borran los restos de la tormenta pasada. ¿Un mundo errático donde los parámetros de ayer no funcionan o un nuevo orden mundial? ¿O un nuevo movimiento de ajedrez?