Joaquín Hernández: La libertad avanza
El terremoto Milei ha sido devastador para todos, desde el peronismo kirchnerista y no kirchnerista, pasando por Juntos por el Cambio
No hay mejor frase para definir los tiempos que se viven, y se vivirán, en los próximos meses en Argentina, después del terremoto de la victoria Milei, que lo dicho por la futura canciller del nuevo gobierno, Diana Mondino, durante su participación en la vigésimo novena Conferencia Industrial de la Unión Industrial Argentina realizada la semana pasada en Buenos Aires: “Las puertas que se abren son monumentales y si al tomar medidas vamos a esperar que todos estén contentos, nadie va a estar contento”. En esa misma reunión, Mondino transmitió la decisión del presidente electo de que Argentina no ingresaría a los BRICS, “que estarían más vinculados a un alineamiento político que a ventajas que pudieran haber para el comercio entre los países”. Por gestiones del gobierno saliente de Alberto Fernández, Argentina había sido invitada a ingresar oficialmente el 1 de enero de 2024. BRICS es la sigla de los países que conforman al grupo: Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, quienes en su última reunión, acordaron el ingreso de Irán.
Algo similar está sucediendo en política interior. El terremoto Milei ha sido devastador para todos, desde el peronismo kirchnerista y no kirchnerista, pasando por Juntos por el Cambio y el propio partido libertario. El problema es lo que se llama gobernabilidad, tanto en congreso para pasar leyes, como para manejar la obesa e ineficiente maquinaria estatal hasta su reducción acelerada. Hay muchos riesgos que están a la vuelta de la esquina: la afectación que sufra la gente por las medidas económicas que se tomarán y por supuesto la movilización de los grupos que han lucrado del actual estado de cosas. El malestar de la gente podría aupar las manifestaciones anunciadas en las calles con su cuota de paralizaciones y desabastecimiento.
Por ello Milei está buscando por una parte cuadros formados y eficientes, sintonizados con la onda de cambio del nuevo gobierno, pero también de grupos o movimientos que puedan respaldar en el congreso y ante la opinión pública las medidas del presidente. No hay ninguna novedad en ello: ahora que está en los cines Napoleón, hay que recordar que el Directorio que le dio al poder al general corso y después, el mismo emperador, llamaron a figuras tan dispares como Talleyrand y Fouché, que cambiaron Europa.