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Joaquín Hernández | Petro se tambalea

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...perpetúa dictaduras como las de Cuba, Nicaragua y Venezuela, pero sobre todo anima a líderes de los demás países latinoamericanos

La popularidad de Petro ha descendido drásticamente del 60 % en agosto de 2022 al 30% en octubre de este año. Los resultados de este domingo pasado son importantes no solo para Colombia, sino para la región. El hecho de que los presidentes de los países más grandes de la región, México, Colombia, Argentina y Brasil se identifiquen con las Políticas del Socialismo del siglo XXI, perpetúa dictaduras como las de Cuba, Nicaragua y Venezuela, pero sobre todo anima a líderes de los demás países latinoamericanos para formar gobiernos populistas que terminan en dictaduras.

El presidente Petro ha ido quedándose solo, políticamente hablando, en el primer año transcurrido de su gobierno. Al iniciar, algunos partidos se unieron permitiendo que destacadas figuras formen parte del equipo de ministros. Todos ellos salieron del gabinete y el presidente se ha reducido a su grupo político. Escándalos al interior del gobierno han afectado seriamente la imagen del presidente, como el enfrentamiento que hubo entre Laura Sarabia, jefe del gabinete del presidente, y el embajador de Venezuela, Armando Benedetti, figura de la máxima confianza del presidente; o el arresto del hijo del primer mandatario, Nicolás Petro, acusado de haber recibido dinero ilícito para la campaña política de su padre.

En lo internacional, Petro es conocido por llegar tarde a reuniones importantes y por declaraciones poco pensadas, por de más injustas, como decir que Palestina es el Auschwitz del siglo XXI, lo que le provocó un enfrentamiento con Israel. En general, su política y la de los mandatarios que piensan como él es indulgente con las violaciones a los derechos humanos, a los crímenes de dictaduras como las ya citadas e incluso a grupos guerrilleros y al margen de la ley. En el caso de que sus candidatos pierdan estas elecciones locales es que se ratificará la desaprobación popular a un gobierno que comete más errores que acierto, con una eficiencia casi nula, por lo que no ha podido cumplir ni gestionar sus principales planes de campaña: disminuir la pobreza y generar empleo. En este sentido Petro se inscribe dentro de la falencia crónica de los gobiernos de izquierda de la región, que son incapaces de lograr resultados para sus pueblos.