No a lo mismo

...necesitamos otro sistema de salud que funcione en realidad. No podemos seguir pagando con muertos la improvisación y la ineficiencia.
Una de las revelaciones que estamos experimentando en esta época del COVID-19 es que vivimos a la vez en múltiples niveles. En realidad, no es una novedad. Siempre hemos sido multidimensionales. Pero ahora, la conciencia de serlo resulta acuciante.
Todos vivimos presionados por la presencia de la enfermedad y de la muerte que le acompaña. Siempre que se dan cifras es inevitable hablar de infectados y de fallecidos, y de la vulnerabilidad de la vida. La conclusión es que necesitamos otro sistema de salud que funcione en realidad. No podemos seguir pagando con muertos la improvisación y la ineficiencia. Pueden venir otras pandemias.
¿Vamos a seguir igual? ¿Con la misma recitación lírica de derechos mientras las personas no alcanzan a llegar al hospital?
Por otra parte, la crisis económica nos obliga a preocuparnos por nuestra supervivencia como empresas y personas. Los viejos problemas de los estados tipo ogro filantrópico como el del Ecuador, se vuelven más insistentes que nunca. El problema de este tipo de estado es que se encarna en sus instituciones y moldea los sentimientos y las percepciones de las personas. Solo así se puede explicar la permanente y obsesiva manía inquisitiva contra la actividad privada, cargándola de impuestos y de tributos, de trámites y procedimientos que no tienen que ver con la realidad.
No es posible seguir, por ejemplo, con la obsoleta regulación del trabajo que niega oportunidades a grandes sectores de la población mientras mantiene los privilegios de un grupo. El pedido de federalismo que se está escuchando cada vez más fuerte en el país, es a la vez el anuncio de un síntoma y una búsqueda de salida al problema.
Precisamente, la conclusión que salta a la vista por el fracaso de la salud, de la economía, la corrupción imperante, el despilfarro de los recursos públicos, la falta total de eficiencia de lo público, son consecuencia de este tipo de estado.
En los días pospandemia, la obligación es plantear un nuevo estado, eficiente, austero, preocupado en crear riqueza, no en distribuirla mal.