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A 50 años del golpe: 1973-2023 (II)

Avatar del Joaquín Hernández

El proceso chileno y el golpe de Estado solo se pueden comprender desde el contexto global en que se produjeron

Hoy, 11 de septiembre de 2023, se cumplen exactamente 50 años del golpe de Estado que dieron las FF. AA. y Carabineros de Chile contra el gobierno de la Unidad Popular (UP) presidido por el socialista Salvador Allende. Los videos recordatorios de ese día proliferan en YouTube, lo mismo que los programas de análisis y de entrevistas, así como los libros y artículos publicados este año que tratan de esclarecer lo sucedido. Se percibe un clima ‘eléctrico’ en el ambiente político por el tono de las discusiones y, como me dice un amigo en Santiago, se vuelven a despertar fantasmas. Sin embargo, el tiempo no pasa en vano. La lucha ideológica sobre la interpretación de los acontecimientos, ha ido perdiendo fuerza y ha comenzado a moverse hacia la historia. Basta tener en cuenta que actualmente, la mayoría de los chilenos, un 70 % indicaba Michelle Bachelet en El País, nació después de 1973. El resto de latinoamericanos está en parecida situación y la fecha los que les recuerda instantáneamente es el ataque a las Torres Gemelas en 2001.

No es solo el cambio de generaciones y de preocupaciones. El proceso chileno y el golpe de Estado solo se pueden comprender desde el contexto global en que se produjeron. Por un lado la Guerra Fría y por otro, el milenarismo que se apoderó sobre todo de los jóvenes que creyeron que un cambio radical era inminente. Hoy día, los EE. UU. toleran a Maduro y hacen negocios con Ortega. Trump nunca pensó en serio invadir a Venezuela, pese a sus negocios con rusos y chinos.

La interpretación hegemónica de la década posterior al golpe fue ideológica. Se estaba con Pinochet o con Allende. A favor del orden o de la revolución. Se podrían añadir contradicciones hasta el infinito. Lo importante era la alineación en un bando u otro, como si el golpe no estuviese dado y sus protagonistas vivos. La teoría de la conspiración fue utilizada magnánimamente por ambas partes.

En las décadas posteriores hay una nueva manera de ver las cosas: ¿por qué sucedieron?; lo que implica mantener una distancia y lidiar con la complejidad. Es el tiempo de la historia. Las pasiones se inmovilizan. A estas alturas los republicanos no se identifican con Pinochet y el gobierno marcha, pese a sus guiños, del brazo de la Concertación.