Álvaro Mutis, el gaviero

Gaviero, esa palabra del mundo marino, que designa en el buque al que tiene el encargo, desde la vela que está en el mastelero mayor
No recuerdo precisamente si fue en la revista Nexos de México que encontré un capítulo o el texto completo de una obra de un escritor colombiano Álvaro Mutis, La última escalada del Tramp Steamer. El estilo me sorprendió, lo mismo que el tono y el asunto de la narración. En esa época, y supongo que todavía, aunque en con menos intensidad, todo el mundo identificaba la literatura colombiana con García Márquez. Macondo parecía ser la expresión más acabada de nuestra peripecia como región. En cambio, en Mutis, lo que predominaba era la nostalgia, no tanto por un lugar perdido al que fuese imposible regresar, sino la aceptación de la condición de nómada destinado a vivir errante como condición de la especie. Pero un nómada que asume su destino como el gaviero, esa palabra del mundo marino, que designa en el buque al que tiene el encargo, desde la vela que está en el mastelero mayor, de avizorar el horizonte.
Mutis, colombiano, aunque residente la mayor parte de su vida en México, parece más bien un contemporáneo de los escritores del final del Imperio Austro Húngaro, Reiner María Rilke, Joseph Roth o Hermann Broch. Y si se quiere, Proust. Pero a diferencia de parte de la narrativa de hoy, un tanto plañidera, Mutis acepta su condición de marino, de gaviero y vive instantes iluminados del presente. Toda la atmósfera de los viajes del viejo carguero Alción, el ‘Tramp Steamer’, son los itinerarios de los amores del capitán del barco con la bella libanesa Wanda, a quien conoce por casualidad, de qué otra manera si no, en Lisboa y con quien se encuentra en los diferentes puertos que recorre el buque. Instalados en el presente absoluto que significan los sorpresivos encuentros amorosos, pesa sin embargo, sobre los amantes la advertencia de Bashur, el hermano de Wanda: “Lo de ustedes durará lo que dure el Alción”. A lo que contesta Iturri con la sabiduría del que ha aceptado su destino errante: “Sí, tal vez tenga razón. Pero también es cierto que eso, el presente absoluto que nos hemos impuesto para mantener nuestra relación, no quiere decir mayor cosa”.
Siempre estaremos agobiados por la ansiedad del día para no hablar sino de lo inmediato. Cualquier tiempo es bueno entonces para tomar pasaje a bordo del ‘Tramp Steamer’.