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Caminando en San Salvador

Avatar del Joaquín Hernández

...el gobierno del presidente Bukele comenzó la construcción hace un año de la nueva Biblioteca Nacional de El Salvador.

El centro de San Salvador se está transformando de forma imprevisible, como si actuase una fuerza juvenil. Las últimas dos veces que volví al país no pude recorrerlo. La primera, porque no hubo tiempo por la brevedad de la visita; la otra, por advertencia de peligro. Fueron entre 2008 y 2018. Ahora, en 2023, el centro ha recuperado su lugar como sitio de encuentro, de plática, de memoria histórica. No más sitio prohibido.

El Salvador aparece crucificado por eventos de toda índole. Desde 1932, año de la insurrección campesina en la que murieron, de acuerdo a datos actuales, unas 25.000 personas, hasta la guerra civil de los años 70 y 80. Desde acuerdos de paz en 1993, terremotos y la descomposición social que implican, hasta el COVID y la lucha contra las maras en el siglo XXI. Sin embargo, algo permanece inalterable a lo largo de todo este tiempo convulso: la cordialidad espontánea de los salvadoreños, su sonrisa, la acogida que dispensan sin necesidad de cumplir con protocolos turísticos. La calidez se mantiene viva en el tiempo.

En la Plaza Morazán, frente al iluminado antiguo palacio presidencial, hoy museo histórico, los guías hablan de la historia salvadoreña en los nombres y usos de los salones. En Plaza Libertad una improvisada orquesta toca de repente La bala, de los hermanos Flores, y las parejas se lanzan a bailar mientras recitan sus versos burlones y pícaros. En los 50, Plaza Libertad era lugar de cita para la agitación política; luego fue testigo sufriente de la decadencia del centro de la ciudad, oscuro y peligroso. Hoy es lugar de encuentro y memoria.

Para serlo, el gobierno del presidente Bukele comenzó la construcción hace un año de la nueva Biblioteca Nacional de El Salvador, un complejo monumental diseñado en forma de libro abierto, que será centro de cultura integral y reunión del patrimonio bibliográfico salvadoreño. Se trata, dice el presidente Bukele, de salvar la cultura, la juventud.

En este momento, la noche comienza a caer sobre el centro histórico de San Salvador. En el camino se ha perdido el miedo. Hay confianza, hay ganas de ver qué hay más allá entre los saludos y sonrisas de quienes habitan la capital.