Chile: todo sigue pendiente
Cada sector tiene su interpretación de lo sucedido y de lo que hay que hacer, que hasta el momento resulta diferente’.
Quienes pensaron que el categórico rechazo de la ciudadanía chilena al proyecto de nuevo texto constitucional que se votó el pasado 4 de septiembre y que contó con una masiva participación ciudadana de más o menos el 85 % de la población, definía el horizonte político, pecaron de exceso de entusiasmo y hasta de ingenuidad, suponiendo que la contundencia de los resultados sería suficiente para retomar la estabilidad política y social y evitar, de una vez por todas, nuevas “aventuras constituyentes” que parecían salidas más bien de un ‘paper’ académico, con toda la jerga de moda. Lamentablemente, los hechos no son contundentes. La izquierda radical se prepara para nuevas batallas. Y la derecha tiene que construir un relato, con imaginación y aportes, que no se limite a decir no. Izquierda y derecha no son en realidad membretes que confunden más que aclaran. Como señalaba recientemente José Joaquín Brunner en El Mercurio, de Chile, cada uno de estos membretes tiene, a lo interno, “sensibilidades distintas, disputas posicionales, discursivas y de liderazgo”. Cada sector tiene su interpretación de lo sucedido y de lo que hay que hacer, que hasta el momento resulta diferente.
Mientras, los problemas continúan: inseguridad, inflación, salud, descontento. El gobierno de Boric está pagando los costos de su adhesión sin reservas al apruebo del texto constituyente. Es un secreto a voces que mucho de la parálisis del actual gobierno en los primeros meses de su gestión, los que se dice que son de luna de miel, se perdieron en la espera de tener aprobada la nueva carta constituyente. Hasta entonces crecieron los problemas sociales diferentes al clima mesiánico octubrista de las revueltas de 2019. Ahora debe recuperar la brújula de la gobernabilidad. Sin embargo, las encerronas siguen en Santiago en comunas como Providencia, Lo Barnechea y Las Condes y no solamente en barrios populares. “Solo queda concluir”, señalaba Axel Kaiser en Diario Financiero, “…que Chile se encuentra hoy con niveles de seguridad casi centroamericanos”.
El gobierno de Boric puede, sin brújula, oscilar a cualquier parte. Es la oportunidad de la derecha democrática de un nuevo pacto. La respuesta está pendiente.