De culebrón a autogolpe

A estas alturas, Petro es un presidente en declive que ha sido incapaz de llevar adelante sus promesas
Casi a los diez meses de iniciado, el gobierno del presidente Gustavo Petro comienza a marchar sobre su propio terreno. Lo evidenció un suceso que de suyo no daba más que para un corto y dosificado melodrama: el de un maletín que se perdió en una casa y que se supone tenía dinero. Un culebrón. El maletín estaba en la casa de la joven jefa de gabinete del presidente Petro: Lourdes Sarabia. Esta sospecha de la niñera, a quien hace investigar y declarar con polígrafo en un sótano frente a la casa presidencial. Y los investigadores pasan a escuchar ilegalmente a la niñera. ¿Qué contenía en realidad el maletín?
La niñera fue recomendada a Sarabia por Armando Benedetti, en ese momento embajador de Petro en Caracas. Ambos formaban parte del círculo de extrema confianza del presidente Petro, aunque fue Benedetti quien presentó a Sarabia, que ascendió de forma acelerada e incluso desplazó a su recomendante. Asediada, la niñera regresa a su antiguo jefe y viaja a Caracas. Fin del acto primero.
Casi simultáneamente el segundo. La revista Semana, de Colombia, publicó el pasado domingo 4 unos audios explosivos en los que, con más malas palabras y amenazas que otra cosa, el embajador Benedetti increpó a Laura Sarabia por desplazarlo y haberse olvidado de que gracias a él se consiguió el dinero para la campaña. La amenaza es clara: está tan resentido con el comportamiento del presidente y de Sarabia que revelará de dónde viene este dinero. “…Nos hundimos todos, nos acabamos todos, nos vamos presos”, advierte el embajador. El escándalo estalla y Petro destituye a ambos.
Pero el escándalo político está armado. El lunes el Consejo Nacional Electoral abre una investigación sobre la financiación de la campaña de Petro y el presidente de la Cámara de Representantes, David Racero, declara que se congela la discusión sobre los proyectos de reformas enviados por el presidente al Congreso. A estas alturas, Petro es un presidente en declive que ha sido incapaz de llevar adelante sus promesas.
Ante la tempestad, Petro busca culpables. Son los poderes fácticos, la prensa, los que están provocando un “golpe blando”. Solo que, por haberse desatado al interior del gobierno, de lo que se trataría más bien es de un autogolpe blando, como resumió Gustavo Wasserman…