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Decisiones difíciles

Avatar del Joaquín Hernández

Algo es cierto: la guerra no dio los resultados esperados. Ni disminución de la violencia ni eliminación de los carteles

Decisiones difíciles es el título del libro de memorias del expresidente de México, Felipe Calderón (2006-2012). Calderón es conocido por su declaratoria de guerra a los carteles mexicanos y en términos generales la militarización de la seguridad pública. En el sexenio anterior, el de Vicente Fox (2000-2006) el tema del narcotráfico no fue tocado por el gobierno, entre otras cosas porque, según se aducía, México era un país de tránsito de la droga a EE. UU. y no de consumo. Era un negocio de poca gente y que no provocaba disputas porque cada cartel tenía su propia ruta para llegar al vecino país del norte, como resumió Fernando García Ramírez en la revista Letras libres.

De repente, la situación cambió y comenzó la distribución local de la droga, que requería el control de las áreas de distribución y la necesidad de reprimir violenta y ejemplarmente a quienes quisieran invadir territorios ya marcados. “Que la droga no llegue a tus hijos” fue una de las consignas del gobierno que legitimaba la declaración de guerra.

La distribución de drogas trae otros negocios que los carteles con una lógica de inversión y de eficiencia supieron aprovechar: la extorsión, los secuestros, la trata de personas, la delincuencia y por supuesto la corrupción de los poderes locales, comenzando por sus gobiernos, la policía y por supuesto la justicia.

La política de militarización de Calderón fracasó si es que revisamos algunos indicadores. El gobierno mexicano era débil, empezando por la inteligencia. El gobierno aprovechó la información provista por los propios carteles por la lucha que libraban entre sí para atacar a unos y no hacer nada con los otros. Ello provocó más enfrentamientos y diversificación del mercado y de las estrategias.

Los resultados del sexenio de Felipe Calderón son discutibles. Es una discusión política empezando por el propio presidente de México, adversario acérrimo de Calderón. Algo es cierto: la guerra no dio los resultados esperados. Ni disminución de la violencia ni eliminación de los carteles, que se reproducen como cabezas de la hidra. Pero tampoco AMLO con su estrategia opuesta, Abrazos y no balazos, ha reducido la violencia ni el control de territorios por parte de los carteles. Durante dieciocho años, los sexenios de Calderón, Peña Nieto y López Obrador, la guerra contra las drogas no parece tener un final.