Ernaux , Premio Nobel. Reflexiones (I)

Lo que cuestiona es el concepto que está a la base de la premiación, el humanismo planteado como universal pero definido desde lo occidental
Estamos tan ocupados con los macro y microacontecimientos que vivimos con rapidez pasmosa en horas para desvanecerse poco después, que sucesos de mayor amplitud, no atenidos al presente urgente pasan de lado. La guerra de Ucrania y Rusia con la exitosa contraofensiva de la primera, que plantea paradójicamente nuevos problemas por la índole del régimen autoritario y siniestro de Putin y su acceso al arma nuclear; la inflación que afecta globalmente y que encarece bienes y servicios y afecta la calidad de vida; la represión infame y al parecer sin consecuencias contra las mujeres en Irán por negarse a usar el hiyab; el acercamiento de Arabia Saudita, aliada tradicional de los EE. UU., y distanciada por la vinculación de Washington del príncipe heredero Mohamed bin Salman con el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, son algunas, no todas, ni siquiera las únicas de mencionar, de las noticias que preocupan por las repercusiones mundiales. Algo está cambiando y ojalá que, como decía Hegel, en el prólogo a la Fenomenología del Espíritu, porque algo nuevo y diferente está naciendo en medio de los conflictos.
En este contexto, no he señalado a propósito las crisis de nuestra región. La concesión del premio Nobel de Literatura a la francesa Annie Ernaux ha pasado desapercibida. Entre nosotros, me refiero a los países de lengua española, salvo pocos iniciados, nadie ha leído a la escritora francesa y ni siquiera están a la vista libros en español a la disposición. Por este último punto no hay que preocuparse demasiado: los editoriales ya están listos y en poco tiempo en la confusa mesa de novedades de las librerías se amontonarán las novelas de la autora junto con libros de ciencia ficción, ficciones históricas que se venden como historia, autoayuda, etc.
Gisela Kozak ha publicado un artículo en la revista Letras Libres, a propósito de la concesión. No la celebra pese a que se declara admiradora de Ernaux, ni la aplaude por el único mérito de ser mujer. Lo que cuestiona es el concepto que está a la base de la premiación, el humanismo planteado como universal pero definido desde lo occidental. Esta es una de las discusiones de nuestra época. A ella hay que dedicarle espacio pese a la constante urgencia del hoy, que hace descuidar los contextos y por ello carece de perspectiva.