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Lula y sus sombras

Avatar del Joaquín Hernández

...ha tenido que hacer alianzas con fuerzas de centroderecha, por lo tanto declarar a la izquierda ganadora es simplemente abusivo’.

La apretada victoria del expresidente Lula en las elecciones presidenciales brasileñas sobre su rival político Jair Bolsonaro, con un poco menos del 2 % de los votos, ha sido vendida irresponsablemente por políticos y periodistas como un triunfo de la izquierda, que consolidaría esa corriente ideológica en la región. ¿Optimismo, mala fe, manipulación en la que es maestra la izquierda europea y ya también la local? Lo que Lula ha ganado es un país dividido, con 33 millones de hambrientos, con minoría en ambas cámaras y una difícil situación económica. Nada parecido a los buenos tiempos de sus períodos anteriores. Además, ha tenido que hacer alianzas con fuerzas de centroderecha, por lo tanto declarar a la izquierda ganadora es simplemente abusivo. No fue elegido por ser de izquierda sino en cara o cruz político.

Mientras, ha pasado de largo la crisis desatada en Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, donde legítimamente, sus ciudadanos, que representan la región más rica y productiva del país y que tiene el mayor número de habitantes, decretaron un paro indefinido por el no cumplimiento del gobierno de Luis Arce de realizar el censo poblacional nacional en 2023, como estaba acordado, y mañosamente extenderlo al 2024. Esta postergación afecta a esta importante región no solo en la distribución de recursos económicos sino la distribución de puestos en la Cámara de Diputados, una representación adecuada de votantes del área rural donde el oficialista MAS tiene la mayoría. El gobierno de Bolivia está estrangulando a Santa Cruz e incluso fomentando la marcha de caravanas de choque del MAS, que avanzan hacia la ciudad desabastecida de combustibles y con toneladas de basura.

Precisamente en los días en que dichos analistas y periodistas pintaban América del Sur roja (¿o rosada?), el peso colombiano, en el gobierno del izquierdista Petro, llegaba a los 5.000 por dólar, una devaluación jamás vista en la historia de Colombia. Castillo en el Perú vive en permanente terapia intensiva y de su izquierdismo solo hay denuncias de corrupción. Los cuadros de Gabriel Boric en Chile son figuras de la tan odiada ex-Concertación y sufre una devaluación y pérdida de empleo sin parangón. Ahora, el rojo se vuelve negro.