Malas y no tan malas noticias sobre Ucrania

A Putin se le desbarata su idea de una victoria fácil y el mito de que un significativo porcentaje de la población rusoparlante apoya la invasión rusa’.
En realidad, todo lo que está pasando en Ucrania es malo. No tenemos idea de la destrucción, dolor y angustia, aparte de las vejaciones y violaciones de todo tipo que experimentan los ucranios de parte de los rusos. Por supuesto también los rusos, no Putin y su alto mando, han experimentado la amargura de esta guerra que nunca debió ser: según fuentes del gobierno británico citados por The Economist, unos 15.000 soldados rusos han muerto, se han destruido 1.600 vehículos blindados, decenas de aviones y el buque insignia de Moscú en el Mar Negro se hundió estrepitosamente. Lo que pasa es que toda esta información no circula en Rusia.
La principal mala noticia es pues el sufrimiento al que está sometido sin ninguna razón el pueblo ucraniano. Las ciudades se han convertido en pesadilla. Frente a ello, lo único mencionable, con “temor y temblor” como decía Kierkegaard, es el valor de estos ucranios que están dando toda una lección de libertad a un Occidente donde los riesgos solo están reservados para los deportes extremos. Todo lo demás, está sujeto al cálculo, a veces muy mezquino.
La otra noticia, mala por la siniestra alternativa que implica, es que el ejército ruso y su dirigencia, su estrategia y su capacidad logística, han fracasado. A Putin se le desbarata su idea de una victoria fácil y el mito de que un significativo porcentaje de la población rusoparlante apoya la invasión rusa.
Con la Rusia de Putin está pasando lo que le sucedió al ejército de los Romanov al iniciar la I Guerra Mundial y perder, de golpe, dos cuerpos de ejércitos en Tannenberg. “El presupuesto de defensa de Rusia, de más de 250.000 millones de dólares de poder adquisitivo, es aproximadamente tres veces mayor que el de Gran Bretaña o Francia, pero gran parte se despilfarra o roba”. No es sin embargo una buena noticia. Es cierto que la amenaza militar de Putin no es lo que él anuncia. El problema es que al verse incapaz de ganar una guerra convencional, Putin recurra a la maniobra desesperada de utilizar armas químicas y nucleares. Hitler lo hubiera hecho de tenerlas.