La mirada de Boric

El presidente tuvo que disculparse públicamente por las medidas de seguridad tomadas, aclarando que no fueron por decisión suya
¿En qué pensaba el presidente Gabriel Boric el pasado domingo 21 de mayo en la rada de Iquique a bordo del buque Odger a las 12:10 de la mañana, cuando veía cómo se movía en las aguas la ofrenda de flores que había lanzado al mar en homenaje a la corbeta Esmeralda, hundida con 202 marineros a bordo, ciento cuarenta y cuatro años atrás en la primera batalla naval de la Guerra del Pacífico? Su visita al norte del país conmemoraba las glorias navales de los dos combates, Iquique y Punta Gruesa; pero constituía además un gesto de atención de su gobierno a esta región en estado crítico por el ingreso de ilegales, el narcotráfico y la inseguridad. El gesto se opacó: los ciudadanos no pudieron presenciar de cerca el desfile, como es tradicional, y se sintieron maltratados. El presidente tuvo que disculparse públicamente por las medidas de seguridad tomadas, aclarando que no fueron por decisión suya.
Mientras tanto, en la Plaza Sotomayor de Valparaíso, donde reposan en una cripta los restos del héroe de la batalla naval de Iquique Arturo Prats Chacón y veintidós marineros caídos en ambas batallas, la ministra del interior, Carolina Toha, en representación del gobierno, y el vicealmirante Yerko Marcic rendían homenaje a los héroes. Cincuenta años atrás, en 1973, en esta misma fecha, el presidente Salvador Allende y su ministro de Defensa José Toha, padre de la actual ministra, descendieron a la cripta a rendir el mismo homenaje, junto con el entonces comandante general de la Armada, almirante Raúl Montero y el jefe de Estado Mayor Naval, almirante Toribio Merino. El rostro de la ministra, mientras presenciaba el desfile, era a la vez atento y levemente sonreído. A su llegada los gritos, “que se vaya Toha, fuera Toha”, la habían recibido a lo largo de la plaza.
Hay conmemoraciones y conmemoraciones. Cuando estas expresan el peso de las instituciones, ‘Hegel dixit’, forman parte del ethos de la sociedad, ethos que se manifiesta entre otras cosas en el orgullo de pertenecer a una sociedad, incluidas sus derrotas y victorias. Iquique fue una derrota y una tragedia. A la vez una lección de coraje y de hidalguía. ¿Se sintió Boric perteneciente a esta historia mientras la ofrenda floral se bamboleaba en el mar?