El momento se acabó

Así como nadie puede saltar su propia sombra, filosofar es solo pensar lo que es
Ayer, domingo 7 de mayo, los chilenos volvieron a votar por los 50 nuevos consejeros que se harán cargo de la redacción final de la propuesta para cambiar la constitución vigente de 1980. Es el segundo intento de cambio en dos años, desde que se desencadenó en 2019 el ímpetu fundacional de partir desde cero.
Los consejeros encargados de la redacción del primer proyecto elaboraron un texto lleno de fantasías y de buenos deseos, de esos que son camino seguro para el infierno. Este proyecto fue rechazado por un 62 % del electorado en septiembre del año pasado y se encargó a una comisión de expertos que redacte el nuevo, que es el que será puesto a disposición de quienes resultaron elegidos ayer.
Algo ha sido claro a lo largo de todo este proceso de elaboración de un nuevo texto constitucional que se inició en 2020: el clima político de la sociedad cambió bruscamente de las pretensiones fundacionales de crear un nuevo país desde cero a centrarse en resolver las duras exigencias del tiempo presente, como la seguridad, empleo, salud, inflación.
Para los que desprecian a la filosofía por su carácter supuestamente inútil para bregar con la vida cotidiana, convendría revisen el prólogo a la Filosofía del derecho, de Hegel, escrito en Berlín en 1831, donde el filósofo insiste en que la filosofía solo se ocupa del presente, de lo que es, porque es lo único real y no de plantear ideales mundos posibles que no tienen más duración que la subjetividad de los autores. Así como nadie puede saltar su propia sombra, filosofar es solo pensar lo que es.
Para las elecciones han competido cinco listas provenientes de partidos políticos. No por azar la mayoría de los candidatos han enfocado sus discursos en la seguridad. “Los chilenos hoy están dispuestos a sacrificar libertades con tal de tener orden”, resumía el clima político Arturo Fontaine en una entrevista en El País. Es más o menos el panorama de toda la región. Seguridad, pero ciertamente que sea tal, es decir eficiente, lo que implica un plan, una estrategia, pero sobre todo una decisión política. Tradicionalmente, hay excepciones por supuesto, ambas características han sido habituales en los partidos y movimientos de centroderecha. Otro desengaño sería devastador.