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Página en blanco

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¿Por qué las sociedades llegan a ser permisivas? La respuesta es el título del libro anterior de Vergara: Ciudadanos sin república

Cuando hay un gran duelo nacional, los medios impresos dedican una página en blanco, sea en homenaje a las víctimas de algún acto violento, como fue el caso de la masacre de periodistas de la revista francesa de humor Charlie Hebdo, en París, a manos de fanáticos musulmanes; sea por la consternación y por la impotencia que los ciudadanos sienten ante lo sucedido; sea, simplemente, para manifestar su repudio a lo que ha pasado.

Tenía previsto escribir este fin de semana para mi columna de hoy lunes algunas consideraciones sobre el último libro de Alberto Vergara, Repúblicas defraudadas, que da cuenta de nuestra situación actual como latinoamericanos. Sin embargo, después de lo sucedido el pasado miércoles con el candidato presidencial y la atmósfera de duelo que vive el país, parecería que lo más conveniente sería dejar una página en blanco en el espacio de la columna.

Pese a los sentimientos señalados y a la dificultad de ejercer el razonamiento en épocas de hechos consumados, es necesario hacerse ciertas preguntas, algunas de las cuales constan, no por casualidad, en el libro de Vergara.

¿Cómo hemos llegado a esto?, es la primera pregunta. La tentación será echarle la culpa a alguien y efectivamente algunos tienen responsabilidad y deberán asumirla. Indiscutiblemente, para vivir un proceso como el que atravesamos, en que para sobrevivir tenemos que encriptarnos y donde además sabemos que la corrupción campea y ostenta obscenamente lo mal ganado, es porque la sociedad lo ha ido permitiendo, sea por lo que calla, por la omisión de acciones, sea por su admiración al éxito rápido y la forma pragmática de conseguirlo.

¿Por qué las sociedades llegan a ser permisivas? La respuesta es el título del libro anterior de Vergara: Ciudadanos sin república. Personas o grupos de personas que no tienen claros sus deberes como ciudadanos ni les une nada más que el hecho de la coexistencia y por lo mismo están dispuestos a saltarse continuamente las reglas del juego. Algo peor: alabar que haya reglas pero estar dispuesto a abolirlas las veces que sean necesarias.

¿Demasiado complejo y teórico el camino de la autoconciencia como sociedad? ¿Y qué se puede hacer si el organismo entero está afectado del mal, si no es posible siquiera visualizar a los afectados y a los que propagan la infección? ¿Parches?