La pandemia como problema filosófico
¿No cuentan para nada los millones de víctimas que ha causado esta infección? ¿El encierro no ha salvado vidas y su falta, inconsolables pérdidas?’.
El filósofo italiano Giorgio Agamben ha publicado recientemente su libro A che punto siamo? L’epidemia come política (Quodlibet, 2020), polémico por cierto, en que trata de interpretar el significado de las consecuencias de la pandemia que nos azota desde el año pasado. Adriana Hidalgo editores, ha publicado con enorme celeridad la traducción al español bajo el título: ¿En qué punto estamos? La epidemia como política. El libro de Agamben forma parte, por el momento, junto con los dos del filósofo eslovaco Slavoj Zizek, Pandemia. La COVID-19 estremece al mundo y Como un ladrón en pleno día. El poder en la era de la poshumanidad, cuya versión en español es de Anagrama editores, del grupo de quienes abordan el tema. Es de suponer que en un futuro cercano pensadores como Harari o el historiador Niall Ferguson, ¿por qué no pensar también en Francis Fukuyama?, se harán cargo del tema desde otros puntos de vista
Como ha hecho ver Miguel Giusti, los artículos publicados en su columna Una voce. Giorgio Agamben, que aparece en el portal de la editorial Quodlibet, son los que integran este libro. En ellos, desde el inicio de la pandemia, en febrero de 2020, Agamben tomó una posición radical en contra de la gravedad de la pandemia, haciéndola aparecer como una invención, una estrategia de dominación para la reducción de las libertades de los ciudadanos. La pandemia, ha venido repitiendo Agamben, lo que pretende es imponer un estado de excepción con base en el terror sanitario.
La debilidad fundamental del libro de Agamben, más allá de sus lúcidas reflexiones sobre la filosofía, el arte y la vida, es que su pensamiento se mueve bajo el signo de la conspiración. Los argumentos de la conspiración funcionan solamente, valga la redundancia, desde la más abstracta universalidad.
¿Es una invención la pandemia como él ha sostenido desde el comienzo? ¿No cuentan para nada los millones de víctimas que ha causado esta infección? ¿El encierro no ha salvado vidas y su falta, inconsolables pérdidas? ¿No coincide su menosprecio con posiciones irracionales de un Trump y de otros mandatarios?