Perú, cambio favorable
El vendaval de protestas fue tan fuerte que Castillo tuvo que pedir la dimisión a Béjar, que ya estaba trabajando en la consolidación del eje Lima-Caracas-La Habana’.
Casi al fin de la semana que terminó, el presidente del Perú, Pedro Castillo, se deshizo del primer ministro Guido Bellido mediante pedido de renuncia, quien tuvo que dejar el poder la tarde del jueves. Pocos esperaban esta decisión de Castillo. Hasta entonces, para espanto de demócratas y de ciudadanos de sentido común, el nuevo gobierno se inclinaba cada vez más del lado de los gobiernos depredadores de la región, Venezuela, Cuba y Nicaragua. Esta tendencia era y seguirá siendo impulsada por Vladimir Cerrón, el dueño del partido Perú Libre al que se adscribió el maestro de escuela para poder participar en las elecciones.
Bellido procedió a integrar el gabinete con personajes cuestionados, como el ministro de trabajo Iber Maraví, por su actuación en la época de Sendero Luminoso, o el ministro de cultura Ciro Gálvez, sin figuración en el área de su cartera y que terminó de desprestigiarse cuando modificó a última hora la delegación de prestigiados intelectuales peruanos a la Feria de Guadalajara para poner desconocidos afines.
Finalmente, los de izquierda radical, simpatizantes del socialismo del siglo XXI, como el ministro de Relaciones Exteriores, el sociólogo y exguerrillero Héctor Béjar quien, meses atrás de ser nombrado, escribió en internet que la Marina de Guerra del Perú en los años 70 del siglo pasado, habría sido la primera en cometer actos de terrorismo y no Sendero Luminoso.
El vendaval de protestas fue tan fuerte que Castillo tuvo que pedir la dimisión a Béjar, que ya estaba trabajando en la consolidación del eje Lima-Caracas-La Habana.
El fin de la criticada gestión de Bellido fue el tuit que envió días antes a Camisea, el consorcio que opera el mayor yacimiento de gas en el país, en el sentido de que deberían renegociar el porcentaje que pagan al Estado o se nacionalizaría el recurso.
Lo contrario a Castillo, que acababa de regresar de Estados Unidos, donde se reunió con los presidentes del Banco Mundial y el BID, a la vez que ofreció garantías de estabilidad a empresarios e inversionistas. Un buen comienzo.