¿Hacia dónde va Petro?

El primer presidente de izquierda que ha llegado al poder en Colombia luce estancado y lo que es peor, el tiempo corre en su contra
Este día lunes 7 de agosto el gobierno del presidente de Colombia, Gustavo Petro, cumple su primer año en el poder. En palabras de una columnista de diario El País de Madrid, más bien simpatizante con algunas de las medidas del presidente actual, “ni el cambio prometido ni el desastre temido”. El primer presidente de izquierda que ha llegado al poder en Colombia luce estancado y lo que es peor, el tiempo corre en su contra. El último escándalo, el de su hijo Nicolás, detenido por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero de uno de los carteles del narcotráfico colombiano, complica sorpresivamente la situación del presidente. Parte de este dinero, entregado por el Hombre Marlboro y el Turco Hilsaca, habría servido para financiar la campaña presidencial de Petro. La sombra y la mala fama de Ernesto Samper, acusado en el Proceso 8.000 de haber recibido dinero del Cartel de Cali, vuelve a levantarse y ya se presentó una denuncia en contra del presidente ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes.
Más allá de lo que suceda ante este segundo escándalo, el primero fue el ocasionado por las declaraciones del exembajador colombiano en Venezuela, Armando Benedetti, que ponían en duda la financiación legal de la campaña, el gobierno de Petro parece ha pedido la iniciativa. La economía del país solo crecerá un 1 % este año según informe del FMI y el dólar ha vuelto a subir. Las grandes reformas prometidas en campaña por Petro y que ya debieron estar en proceso de aprobación en el Congreso, están detenidas por la pérdida de apoyo de los partidos Conservador y Liberal, que lo apoyaron al principio pero que se retiraron de la alianza.
El diagnóstico de lo sucedido al actual presidente está magistralmente expuesto en un libro del exrector de la Universidad de Los Andes de Bogotá y exministro de Educación de Petro, Alejandro Gaviria, La explosión controlada. En este año de gobierno, señala Gaviria, Colombia transita del antiestablecimiento al establecimiento y se encuentra en una “utopía regresiva”, el Otoño del Patriarca inevitable. “Si uno promete el cambio, debe estar dispuesto a cambiar”. El dogmatismo, la inflexibilidad, son el pecado mortal de origen de todas las izquierdas.