“Tu vida, tu mejor negocio”
...el significado de cada persona y la necesidad de los valores parecen relegados a un modesto cuarto de servicio.
La frase no es mía, es de Salvador Alva, presidente del Tecnológico de Monterrey, México, y es el título de su libro donde reflexiona sobre el complejo y difícil problema de reunir felicidad y éxito en la vida. Es tan complejo que muchas personas no logran resolverlo en su vida. Hoy en día, la reunión de ambos elementos parece más difícil que nunca por la presencia cada vez más omnipotente y hasta avasallante de la Inteligencia Artificial, pero también por la cantidad de seres humanos que pueblan el planeta, en número nunca antes visto, y que nos hace sentir casi insignificantes cuando nos encontramos en medio de masas humanas inacabables para la vista.
No voy, sin embargo, en esta oportunidad a comentar en detalle el libro de Salvador, sino sobre algunos de los efectos que suscita su lectura. En este momento en que nos aprestamos a la modificación de la “agenda humana”, como dice Harari, y donde, aparentemente, el significado de cada persona y la necesidad de los valores parecen relegados a un modesto cuarto de servicio.
La pregunta que una vez fue planteada en los evangelios y que ha sido igualmente formulada por todas las religiones e ideologías políticas es: ¿cuál es el sentido de la vida? Salvador trae una anécdota que si no viniese del presidente de una de las universidades privadas más exitosas del mundo y expresidente de varias industrias como PepsiCo, sería considerada irrelevante.
Un turista estadounidense visitó el siglo pasado a un sabio muy famoso en Egipto. Le asombró la sencillez y austeridad de la habitación donde solo había una cama, una silla, una mesa. Por eso, la primera pregunta al sabio fue: - ¿Dónde están tus muebles?- A lo que el sabio le contestó con otra interrogante: -¿Dónde están los tuyos?- El turista le replicó asombrado: -Pero estoy aquí solamente de paso- Y el sabio concluyó diciéndole: -Yo también.
Esos pocos muebles para nuestra condición de transeúntes que ahora enfatizamos más y más por el carácter fluido de la comunicación, son los valores que precisamente nos permiten caminar sin perdernos en medio de un universo cada vez más infinito.