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Jorge Jalil: Causa común

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Nadie espera que un acuerdo de gobernabilidad sea un cheque en blanco al gobierno de turno

Mientras escribo esta columna se habla como un hecho del acuerdo entre las bancadas de la Revolución Ciudadana, Partido Social Cristiano y ADN.

Si algo aprendimos del 2021 y la fallida conformación de un bloque cuya intención era la gobernabilidad es que un gobierno cuya palabra no vale no tiene futuro y que intentar lograr mayorías inorgánicas con bloques que no coinciden en mayor cosa, lo que causa es que un número reducido de votos rebeldes tengan el poder de frenar un plan de gobierno.

¡Qué caduco es dividir el país en dos! ¡Qué dañino es hablar de un país para los correístas y otro para los ‘anticorreístas’.

Lo grave es que a la Asamblea también han llegado, y en cantidad, personajes políticos que quieren encasillarnos de esa manera. Me pregunto yo: ¿qué ideología tiene el luchar con todos nuestros esfuerzos contra el hambre? ¿Por quién tengo que haber o no haber votado para querer un país más seguro?

Ecuador lo tiene todo, lo que durante mucho tiempo le ha faltado, lamentablemente, es políticos que no dejen que odios o taras ideológicas guíen su actuar.

Eso sí, ahora estarán siendo observados por todos nosotros quienes tienen dos años diciendo que la situación de Ecuador se dio por no haber llegado a un acuerdo.

Nadie espera que un acuerdo de gobernabilidad sea un cheque en blanco al gobierno de turno, pero sí que la mayoría se conforme con la intención de lograr objetivos en los que todos podemos coincidir, como generación de trabajo, seguridad y educación de calidad. Es sano que tengamos debates sobre cómo lograr estos objetivos, lo que le hace daño a nuestra democracia es querer clasificarnos en sacos, es querer dividirnos incluso cuando perseguimos las mismas nobles causas.

Este país no va a lograr nunca avanzar si en lo único que pensamos a la hora de ejercer nuestras funciones, en cualquiera de los poderes, es a quién odiamos o a qué nos debemos oponer sencillamente por quién lo propone. El acuerdo nacional no es a la carta ni viene con colores, es un imperativo moral que necesita de todos.