Jorge Jalil: Una verdadera infancia

Hablen de los planes que tienen para que los padres puedan trabajar dejando a sus hijos en lugares seguros
El Gobierno nacional anunció que había reducido de acuerdo con su censo especializado la desnutrición crónica infantil en un 3,5 %, pasando de 23,6 % de menores de dos años a 20,1 % el mes pasado. Es un gran primer paso, lamentablemente el único que este gobierno podrá dar en esta materia. Dicho esto y luego de reconocer la importancia de este hito, debemos dejar claro que esto bajo ningún concepto significa que podemos dormir tranquilos con la situación que viven muchos niños de nuestro país.
Niños no son solo los menores de dos años, sino todos aquellos que no deberían vivir preocupados de si van a tener un plato de comida, si sus papás van a conseguir un trabajo estable, si sus mamás van a tener que trabajar porque las abandonaron y por ende los dejarán solos en casa. Niños son los que no deberían ver ni de lejos las drogas en sus colegios o esconderse debajo de sus pupitres cuándo empiezan a escuchar sonidos de bala.
En Ecuador y el mundo tendremos Estados que le fallan a sus sociedades mientras muchos de los niños a los que nos debemos no duerman tranquilos y a veces ni siquiera en colchones, porque esos niños son a los que les terminaremos pidiendo que nos saquen adelante.
Ahora que estamos en elecciones me parece prudente que seamos exigentes con nuestros candidatos cuando nos hablen de qué van a hacer para aliviar estos dolores que aquejan a los más pequeños. ¿Cómo los vamos a mantener estudiando? ¿Cómo vamos a evitar que les trunquen la infancia y se la destruyan con vicios? Propongo llevar la discusión hacía allá.
Hablen de los planes que tienen para que los padres puedan trabajar dejando a sus hijos en lugares seguros, discutamos medidas para evitar la violencia intrafamiliar que traumatiza de por vida a nuestros niños y dispara los índices de depresión y suicidio juvenil. Hablen de que no basta con ser implacables en sacar a los niños de la calle sino que tengan a dónde ir, un plato para comer y que elaborarán un plan integral para protegerlos de padres que muchas veces se aprovechan de ellos. Cada niño pidiendo limosna en la calle, por la razón que sea, es un fracaso de todos.