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Jorge Jalil: Tensa calma

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No hay que dormirse en los laureles, solo tenemos un país y ahora que al fin vemos una luz al final del túnel

Desde que asumió el presidente Noboa, tomó acciones direccionadas a cumplir con sus ofrecimientos de campaña, como enviar leyes económicas con carácter urgente a la Asamblea Nacional que, además, fueron aprobadas.

Quedó claro eso sí que gobernar no solo se trataba de leyes o de actos solemnes. Una vez que la intención de la delincuencia fue causar terror en los ciudadanos, privándolos de cosas tan básicas como trabajar, generar dinero o sencillamente transitar las calles de la ciudad, el presidente se vio en la obligación de hacer lo que quizás solo un presidente se había animado a hacer: declaró un conflicto armado interno.

Esto es importante precisarlo, porque algunos dirán que varios presidentes han declarado estado de excepción, otros incluso estado de guerra, pero no todos vivieron una situación como esta o al menos no se atrevieron a nombrarla por lo que era: la pelea de un país contra grupos muy bien armados.

Dicho esto, es importante no dejarnos engañar por la tensa calma que hoy vivimos, y para que logremos seguir en el camino hacía días mejores debemos prestarle mucha atención a la consulta. Una victoria de la consulta significaría que el presidente no necesitaría de autorizaciones para que las Fuerzas Armadas se unan a la Policía Nacional en la lucha contra la delincuencia, que las armas que están en las manos equivocadas sean usadas por las fuerzas del orden, que existan modalidades de empleo que inviten a los empleadores a contratar e incorporar más personas a la fuerza laboral y que aquellos bienes que se obtuvieron de manera ilícita no deban seguir por un proceso eterno para pasar a propiedad del Estado.

Esto es bueno precisarlo porque no podemos pensar que porque ahora con un estado de excepción vigente la situación parece mejorar, lo que se ha logrado no podrá perderse una vez que tanto las Fuerzas Armadas como la Policía Nacional vayan a un obligatorio repliegue.

No hay que dormirse en los laureles, solo tenemos un país y ahora que al fin vemos una luz al final del túnel no es hora de detener nuestra avanzada.