¿Y los adultos?

Por eso me pregunto hoy que el país quiere levantar cabeza luego de años muy duros, ¿dónde están los adultos
Se cumplieron ya los primeros 100 días de gobierno del presidente Lasso. Hasta sus más ávidos detractores reconocieron que su plan de vacunación ha sido exitoso y, por más que parezca algo no digno de resaltar, libre de corrupción. Si bien estos mismos críticos dicen que lo único que ha logrado es la vacunación (recordemos, en 100 días), lo cierto es que a diferencia de gobiernos anteriores, cuyo afán de mantener su capital político los hacía capaces de sacrificar la ejecución de sus propuestas de campaña, este gobierno se toma su tiempo y escoge con cautela qué cosas hacer y en qué momento. La propuesta de la nueva Ley de Educación Superior fue entregada por el presidente a la Asamblea, y busca ampliar los cupos de educación gratuita y devolver a las instituciones de educación superior la autonomía universitaria. No me dan las líneas para ahondar en los decretos y medidas tomadas por el Gobierno y tampoco es el objetivo de esta columna sino más bien, hablar de cómo el infantilismo, revanchismo y las taras ideológicas pueden poner en peligro el futuro del país. Cuando esta Asamblea empezó, nos emocionó la alianza entre sectores que han sido históricamente opuestos, en lo que parecía un esfuerzo por dejar atrás dogmas y mirar hacia adelante en pro de un país mejor. Esa alegría duró poco, en cuestión de días los sesgos ideológicos, el siempre presente espíritu de cuerpo en los partidos y las ambiciones personales pusieron en evidencia las falencias, por decir lo menos, de esta nueva Asamblea. Sería ingenuo esperar que dicha Asamblea o la alianza que puso a Guadalupe Llori en la presidencia le siga el amén a todo lo propuesto por el Gobierno, pero funcionarios elegidos por sus mandantes para construir un mejor país sí deberían debatir y llegar a acuerdos. Existe un mínimo de edad para ser asambleísta (con el que estoy de acuerdo), precisamente para que quienes lleguen al Legislativo sean personas maduras, con experiencia y eso es lo que no veo en la gran mayoría de asambleístas, con excepciones. Por eso me pregunto hoy que el país quiere levantar cabeza luego de años muy duros, ¿dónde están los adultos?