Jorge Luis Jalil | Cuba libre
Necesita que la indignación de su gente se traduzca en acciones que lleven a tener, al fin, una Cuba libre.
El 1 de enero de 1959 huía de Cuba Fulgencio Batista, despiadado e inoperante dictador que oprimía al pueblo cubano y lo privaba de verdadera libertad y dignidad. Situaciones como estas constituyen un caldo de cultivo para cambios drásticos que pueden o no ser buenos para un país.
La situación cubana llevó a que se forme un grupo subversivo liderado por Fidel Castro, su hermano Raúl y Ernesto ‘Che’ Guevara. Estas tres figuras hicieron daño a Cuba a su manera, siendo el ‘Che’ hoy por hoy una figura ‘pop’ que personas que desconocen su crueldad, homofobia y crímenes usan con orgullo en camisetas (muchas veces fabricadas en China, gracias al capitalismo)
Dicho esto, Cuba tiene hoy 65 años asediado por una dictadura que se disfraza de democracia con elecciones de lista única, ‘democracia’ que pretendió dar ejemplo en todo el mundo de cómo el comunismo bolchevique puede sacar adelante a un país.
Una línea que repiten muchos de los que defienden la dictadura es que “la educación de Cuba es de las mejores del mundo y es gratuita”. Digamos que esto es cierto, pero, ¿de qué sirve ser ingeniero en un país en el que no te pagan un sueldo por serlo? ¿Para qué sirve educar los mejores doctores si la gran mayoría busca oportunidades de huir para que puedan pagarles un sueldo que les alcance? Solo en 2022, según diario El país, 180.000 cubanos abandonaron Cuba motivados por una inflación de tres dígitos, cifras solo comparables con colapsos fiscales propios de políticas socialistas como las adoptadas en Venezuela y hasta hace poco en Argentina. A todo esto ahora debemos sumarle que se han presentado hace algún tiempo cortes de energía.
Decía Winston Churchill “si pones comunistas a cargo del desierto del Sahara, en cinco años habrá escasez de arena”. Una isla tan bendecida como Cuba merece un mejor gobierno luego de tantos años en que a los suyos solo han logrado atrasarlos. Han hecho todo para debilitarlos, para que pasen hambre, prohibiéndoles las armas y no curándolos bien cuando se enferman. Necesita que la indignación de su gente se traduzca en acciones que lleven a tener, al fin, una Cuba libre.