Jorge Luis Jalil: Ojalá vuelvan

Más allá de eso, el gobierno que llegue deberá entender que su primera tarea es dirigirnos de tal forma que quienes se fueron quieran volver
A raíz de la pandemia del covid-19 en Ecuador vivimos una situación precaria: una rotura considerable del tejido social, una disminución del empleo adecuado, un incremento sin precedentes en las tasas de homicidios, de secuestros, de extorsión, y muchos otros problemas que a los casi 18 millones de personas que los sufrimos nos quieren quitar la esperanza.
Más allá del dolor que de por sí causa ver cómo está el país, volvió un fenómeno que no veíamos en esta escala hace mucho tiempo: la emigración.
Le aseguro a quien me lee que si no ha tenido un familiar cercano en esta situación, al menos conoce a alguien que, desesperado por la situación que vive, buscó suerte en un país ajeno al que lo vio nacer. Ya no es un tema de aprender idiomas o buscar mejores sueldos, la gran mayoría de nuestros compatriotas huyen aterrados por la situación en la que nos encontramos, con un Estado que ha fallado en protegernos, en darnos oportunidades para salir adelante por nuestros propios méritos y llevar una vida segura, digna, en fin, normal.
Lo más peligroso es que no se nos está yendo sencilla mano de obra; cada persona que se va es una oportunidad perdida para el desarrollo de un talento en pro de todos nosotros. Aquellos jóvenes que durante años se han preparado y hoy no emprenden por miedo o a quienes en el trabajo no les pueden pagar un sueldo adecuado; o simplemente no encuentran una plaza de trabajo, o descubren países que no solo les ofrecen empleo sino que les dan facilidades para estudiar mientras trabajan; en algunos de ellos incluso vivir es más barato que en Ecuador. Algo estamos haciendo mal.
Así como en el 99, hoy sentimos que fallamos como sociedad. La mayoría de los que se van lo hacen para buscar días mejores para ellos y para ayudar a los que no pudieron llevarse. Igual que en el 99, seguro lo lograrán, porque somos gente trabajadora y valiente.
Más allá de eso, el gobierno que llegue deberá entender que su primera tarea es dirigirnos de tal forma que quienes se fueron quieran volver a nuestro país, el cual siempre será su hogar.