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La tormenta perfecta

Avatar del Jorge Jalil

Existe una importante probabilidad de que nos azote este año un fenómeno de El Niño con una fuerza que no vemos desde los años 80

En esta columna nunca me he caracterizado por ser pesimista y mi intención no es empezar hoy. Dicho esto, sí me gustaría compartir con quienes me leen los desafíos a los que nos enfrentamos como país ahora y en los meses que están por venir.

Para empezar y no es secreto para nadie, la inseguridad que vivimos ha puesto en una suerte de limbo la vida de todos nosotros. Hoy nuestros hijos no pueden ir tranquilos al colegio (en las escuelas públicas hay un número considerable de niños que no asisten por temor de los padres), las vacunas afectan a una gran cantidad de pequeñas y medianas empresas sobre todo, cuya realidad es que ya con lo que deben pagar por la vacuna no les queda mucho en el bolsillo. Los robos de vehículos, secuestros y muertes violentas están fuera de control.

Por otro lado, el sector exportador no petrolero más importante del país está pasando por un momento durísimo en el que incluso muchos de los productores salen a pérdida o prefieren no producir, lo que causará un impacto en el ingreso que reciben nuestras arcas fiscales derivado de esta actividad y podría incluso agravar la situación del desempleo en el país.

El próximo año, según Larry Yumibanda, presidente del Círculo de Economía de Guayaquil, debemos encontrar financiamiento para nuestro presupuesto de aproximadamente 12 mil millones de dólares, principalmente por amortización de deuda.

Finalmente, y esto es vital, existe una importante probabilidad de que nos azote este año un fenómeno de El Niño con una fuerza que no vemos desde los años 80. Algunas cosas se pueden hacer para prevenir y que sus consecuencias no sean tan graves pero los daños que ocasionen en la economía se calculan hasta en cuatro mil millones de dólares.

Esto no es ni de lejos para decirles que todo está perdido -por el contrario, los ecuatorianos sobresalimos en los momentos más difíciles-, sino para que ahora que estamos en época de elecciones escuchemos de cerca cómo los candidatos nos ofrecen solucionar nuestros problemas y cómo se han preparado para afrontar esta tormenta perfecta.