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Correísmo: se desalinearon los astros

Avatar del José Hernández

Correa y sus estrategas saben que el triunfo de Arauz dependía de la posibilidad que tenían de dividir el campo del contrincante.

Rafael Correa luce tan desesperado que ya no cuida las formas. Ni él ni sus seguidores. En este momento no saben dónde está su blanco. Así que han sido aliados o detractores de Yaku Pérez o de Guillermo Lasso con horas de diferencia. Los querían divididos y verlos cerca, así sea para pedir el reconteo de votos, los obnubila.

En realidad, en el correísmo la fiesta del triunfo de Andrés Arauz en primera vuelta duró muy poco. El mismo domingo 7F en la noche se produjo un hecho no previsto en su escenario: el crecimiento sorpresivo de votos en favor de la candidatura de Yaku Pérez, que ningún sondeo había pronosticado. Al punto que la presidenta del CNE, Diana Atamaint, en vez de anunciar un empate técnico en el conteo rápido (impuesto por las pocas centésimas de diferencia) ubicó a Pérez en segundo lugar. Los estrategas del correísmo contaban con que Lasso llegara segundo y así convertirlo en el contrincante ideal para la segunda vuelta. El arsenal en su contra -no muy creativo ni enteramente cierto, pero a sus ojos eficaz- estaba preparado: feriado bancario, pelucón, oligarca, aliado del FMI, amigo de los Estados Unidos, privatizador…

La posibilidad de que fuera Yaku Pérez el finalista los descuadró. Los troles ensayaron argumentos -mentirosos algunos, racistas otros- para deslegitimarlo: falso indio, benefactor del apoyo de organizaciones no gubernamentales de Estados Unidos, ONG, abogado de mineras, indio vendido a un banquero…

Aquí se sintió cómo el correísmo para atacar a Pérez tuvo que recurrir a argumentos de alcantarilla en los cuales también es especialista. Pérez es el representante de la comunidad más pobre del país y, a ese título, una aliada ideal que el correísmo buscó en 2006 para llegar al poder y, luego, trató de dividir, lo logró e incluso persiguió. Y persiguió a algunos líderes, Pérez entre ellos.

Yaku Pérez no es solo un contrincante. Es un símbolo con el que el correísmo no contaba en la papeleta finalista. La sola posibilidad de tener que enfrentarlo llevó a Correa a asumir la causa de Lasso, en su cuenta de Twitter, como suya. En su visión, les convenía que Lasso pase y que Pérez, derrotado, se mantuviera distante del candidato de CREO. Al tiempo, Arauz multiplicaba los guiños de ojo en dirección de Xavier Hervas y sus 16 % de electores.

Esta vez, sin embargo, los astros parecen haber dado la espalda al correísmo. Hervas, sintiendo que su capital político hace parte del 68 % de electores que no votaron por el correísmo, se desligó totalmente de esa tendencia. No votará por el correísmo y lo hizo saber haciendo un TikTok con Yaku Pérez en Teleamazonas. Segundo golpe: Pérez y Lasso fueron al CNE para pedir un reconteo de votos. De por medio, el país entendió, por lo que dijeron, que cualquiera que sea el ganador, los dos estarán en sintonía para bloquear la ruta al correísmo

Correa y sus estrategas saben que el triunfo de Arauz dependía de la posibilidad que tenían de dividir el campo del contrincante. El resultado político del empate técnico entre Lasso y Pérez y la resurrección de la Izquierda Democrática gracias a Hervas ha producido un efecto político totalmente adverso y, de confirmarse, imparable. Lasso, Pérez y Hervas podrían conformar (ese es su reto y no es un hecho por ahora) un frente que deje prácticamente sin aliados al correísmo. Eso es lo que está en juego en este momento y eso explica precisamente los ataques ciegos y desesperados del correísmo y sus aliados en el propio movimiento indígena contra Pérez y Lasso: saben que se desalinearon los astros.