Esos asambleístas enemigos del país

Esos políticos golpistas, cuya popularidad está por las patas de los caballos, ya han hecho escuela entre ellos
Los correístas son incorregibles: ahora dicen que están buscando, con la participación de abogados constitucionalistas, una causal para enjuiciar al presidente. Una forma de reconocer que el informe del Caso-Encuentro que Viviana Veloz armó, como presidenta de la Comisión Ocasional, sirve para maldita sea la cosa. ¡Y ella lo calificó de contundente e irrefutable! Y presentó esa inescrupulosa mescolanza de supuestos, mentiras e inferencias como un elemento probatorio para la solicitud del juicio político. 40 días pasaron esos asambleístas fabricando un informe que resultó una pieza delirante digna del teatro del absurdo.
Nada de esto resulta inusual. Esta es, en efecto, la cuarta vez que el correísmo intenta sacar de la presidencia a Guillermo Lasso. Y, al igual que las anteriores, están acomodando -como dijo Veloz en Ecuavisa- “los hechos fácticos con las relaciones circunstanciales y la conducta del presidente”, para adecuarlos a alguna circunstancia o artículo de la Constitución que les permita dar verosimilitud al nuevo complot.
En junio de 2022 lo hicieron de dos formas. En pleno caos callejero, creado por Leonidas Iza, quisieron echar abajo el Decreto Ejecutivo 455 que estableció el Estado de Excepción, con el anhelo de dejar sin piso la participación de las FF. AA. en el mantenimiento del orden. Lasso les movió el piso cambiando el decreto. Entonces, quisieron botarlo recurriendo al artículo 130 de la Constitución, pero no lograron los 92 votos.
El 1 de noviembre pasado, pretendieron usar -siempre bajo figura de “conmoción interna”- los 18 atentados callejeros y las amenazas de matanzas carcelarias. La foto de los presos reducidos en el patio de la Penitenciaría acabó con ese propósito golpista al que Virgilio Saquicela quiso dar curso en la Asamblea. Ahora están pensando en el artículo 129, causal 2, acusando al presidente de haber cometido, supuestamente, delitos contra la administración pública.
No les interesa la legalidad ni la pulcritud que deben caracterizar el ejercicio de la presidencia de la República. Les interesa sacar al primer mandatario del cargo. También lo quisieron hacer con Lenín Moreno porque no les resultó funcional. Esos asambleístas del correísmo y del PSC, esos renegados de la ID y de PK, esos independientes tipo Virgilio Saquicela, pasan gran parte del tiempo complotando contra la institucionalidad.
¿En qué país que se respete esto es normal? Ciudadanos que pagan representantes para destruir la legalidad y pasar su tiempo fabricando golpes de Estado. ¿En qué país que se respete es normal que un gran porcentaje de sus elegidos se dediquen a crear zozobra e incertidumbre afectando la producción, los índices macro y microeconómicos y disparando el riesgo país? ¿En qué país que se respete un presidente de la Asamblea puede violentar abiertamente, con total impunidad, la legalidad republicana?
Esos políticos golpistas, cuya popularidad está por las patas de los caballos, ya han hecho escuela entre ellos. Y están queriendo sembrar la idea, en la conciencia nacional, de que fabricar golpes de Estado hace parte de su labor. Y que hacerlo es más importante que atender las urgencias nacionales, renovar leyes o producir nuevas, acordes al momento y a las necesidades del país.
Esos políticos, que hacen carrera destruyendo todo a su paso, son enemigos del país. Ahora complotan para llegar al poder y luego, ante los efectos de su propio invento, pretenderán atornillarse a los cargos y no soltarlos. Ni son republicanos ni son demócratas. Son golpistas con esperanzas de volver a ser autócratas.