Juan Carlos Díaz Granados: La cultura de la legalidad
La cultura de la legalidad no solo implica cumplir con las leyes, sino también cuestionar su legitimidad
La importancia de la legalidad en la sociedad se vuelve evidente a través de situaciones como la crisis diplomática entre Ecuador y México. La cultura de la legalidad no solo implica acatar las leyes vigentes, sino también discernir entre lo que es legal y lo que es legítimo. La legalidad se refiere a lo que es permitido por la ley, mientras que la legitimidad implica que algo sea justificado moralmente y tenga sentido común para los miembros de un grupo social.
En una sociedad democrática, el respeto a las leyes garantiza un ambiente de convivencia pacífica y ordenada. Sin embargo, es esencial recordar que la legalidad no siempre coincide con la legitimidad. Las leyes pueden ser cuestionadas en su aplicación y en su capacidad para promover la justicia y la equidad en una sociedad.
La situación entre Ecuador y México, con el arresto de Jorge Glas y la subsiguiente ruptura diplomática, destaca la necesidad de que los países respeten los privilegios e inmunidades creados para evitar abusos. Un delincuente común, sentenciado dos veces y con varios juicios en proceso, no puede usar el asilo político como herramienta para evadir la ley del país anfitrión. Su fuga habría sido inmoral e ilegítima, como lo resuelven los numerales 5 y 6 de la Resolución CP/RES (2494/24) aprobada el 10 de abril por el Consejo Permanente de la OEA.
La cultura de la legalidad es un elemento fundamental para las relaciones internacionales porque preserva la paz y la armonía entre países amigos.
Es imperativo que los Estados se apeguen a las leyes y acuerdos establecidos, como la Convención de Viena, evitando conflictos que puedan desencadenar crisis diplomáticas. Los gobiernos no pueden interferir en asuntos internos de otros países y peor, ofenderlos.
La cultura de la legalidad no solo implica cumplir con las leyes, sino también cuestionar su legitimidad y promover un sistema legal que refleje los valores y principios de una sociedad justa. La situación entre Ecuador y México sirve como recordatorio de la importancia de mantener un equilibrio entre la legalidad y la legitimidad en el ámbito nacional e internacional para evitar el caos.