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Juan Carlos Díaz Granados | La Dama de la Dolarización

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Su esfuerzo apuntaló el progreso de Ecuador y su legado vivirá en los que impulsamos un futuro mejor

El reciente fallecimiento de Joyce Higgins de Ginatta deja un vacío en el ámbito cívico y empresarial. Su vida estuvo marcada por su compromiso hacia el desarrollo del país, haciendo de ella una figura clave en la historia reciente ecuatoriana.

Joyce fue cónsul honoraria de Italia en Guayaquil, donde se convirtió en un puente cultural entre naciones. Como empresaria, fundó Ferrisariato, una compañía que no solo revolucionó el sector de ferretería, sino que también generó numerosos empleos. Esta empresa, que luego fue vendida, es una huella indeleble en el emprendimiento local.

Su labor como presidenta de la Cámara de la Pequeña Industria del Guayas y de la Federación Interamericana Empresarial destaca su firme defensa de la libre empresa, siendo una voz influyente para los emprendedores. Joyce impulsó iniciativas que beneficiaron a pequeños y medianos empresarios, promoviendo un entorno en el que la creatividad y la innovación pudieran florecer.

En su libro, La dama de la dolarización, Joyce abordó uno de los hitos más significativos de la economía ecuatoriana. La implementación de la dolarización fue un cambio radical que permitió al país escapar de los estragos de la inflación descontrolada del sucre, que minaban el poder adquisitivo de los ciudadanos diariamente. Gracias a su lucha, la dolarización trajo estabilidad económica, otorgando un manto de protección a los más vulnerables, asegurando que las familias ecuatorianas pudieran sostener sus hogares y proyectos de vida.

Su pasión por las ideas y su capacidad de comunicación abrieron caminos para millones de mujeres en Ecuador, pero también establecieron un modelo a seguir para los hombres del país. Joyce enseñó que se puede ser firme en las convicciones, convenciendo colectivamente por el bien común.

Me despido de Joyce con respeto y admiración. Extiendo mis condolencias a su familia y seres queridos. En cada logro y cada lucha, Joyce hizo un buen trabajo. Su esfuerzo apuntaló el progreso de Ecuador y su legado vivirá en los que impulsamos un futuro mejor.

Gracias, Joyce.