Juan Carlos Díaz: Enfoque integral
Para combatir este desafío es crucial implementar una estrategia de prevención que fomente el deporte
El reclutamiento de menores de edad por parte de grupos de delincuencia organizada (GDO) es un desafío que afecta a muchas sociedades, incluyendo la ecuatoriana. Estos grupos aprovechan la vulnerabilidad de los jóvenes, quienes, debido a la falta de oportunidades y apoyo, se ven atraídos por las promesas de dinero y poder. Este fenómeno pone en riesgo la vida de los menores y perpetúa el ciclo de violencia.
Para combatir este desafío es crucial implementar una estrategia de prevención que fomente el deporte, la cultura, la educación y la salud. Estas actividades no solo proporcionan alternativas positivas para el desarrollo de los jóvenes, sino que también fortalecen el tejido social y promueven valores de convivencia y respeto. Los programas deportivos enseñan disciplina y trabajo en equipo, mientras que iniciativas culturales pueden ayudar a los jóvenes a descubrir y desarrollar sus talentos. La educación, por su parte, es fundamental para abrir puertas a un futuro mejor, y la salud es esencial para garantizar que los jóvenes puedan aprovechar estas oportunidades al máximo.
En este contexto, hay que evitar que los poderes del Estado caigan bajo la influencia de los GDO. Por ejemplo, la Función de Transparencia y Control Social, a través del Consejo de Participación y Control Social, designa autoridades clave del Estado, como el procurador general, los superintendentes, el defensor del pueblo, el defensor público, el fiscal general, el contralor general, los miembros del Consejo Nacional Electoral, el Tribunal Contencioso Electoral y el Consejo de la Judicatura. La Asamblea Nacional es la encargada de posesionar a estas autoridades y supervisar su desempeño. La captura de estos organismos por parte de los GDO debilita la eficacia del Estado en su lucha por preservar el bienestar del país.
Impedir el reclutamiento de menores por parte de los GDO requiere un enfoque integral que combine la prevención a través del deporte, la cultura, la educación y la salud, con esfuerzos decididos para proteger las instituciones del Estado. Solo así se podrá ofrecer a los jóvenes un futuro libre de criminalidad, y construir una sociedad más justa y segura para todos.